Enrique VIII entre lío de faldas y lío con Roma
El 11 de febrero de 1531, Enrique VIII se autoproclamó como cabeza suprema de la Iglesia de Inglaterra.
REINO UNIDO.- En el siglo XVI, durante el reinado de Enrique VIII, Inglaterra presenció un cambio religioso trascendental con la Reforma Inglesa y el establecimiento de la Iglesia de Inglaterra como una entidad separada de la Iglesia Católica Romana.
En 1527, Enrique VIII buscaba desesperadamente anular su matrimonio con Catalina de Aragón, ya que no le había dado un heredero varón. Sin embargo, el papa Clemente VII se negó a anular el matrimonio, llevando a Enrique a tomar medidas drásticas.
El 11 de febrero de 1531, Enrique VIII se autoproclamó como cabeza suprema de la Iglesia de Inglaterra, cortando así los lazos con la autoridad papal y allanando el camino para su divorcio con Catalina y su matrimonio con Ana Bolena.
Nuevamente el 11 de febrero pero de 1534, el Parlamento inglés aprobó el Acta de Supremacía, que oficializó el estatus de Enrique como el “único y supremo jefe” de la Iglesia de Inglaterra. Esto marcó el comienzo del cisma con Roma y estableció al monarca inglés como la máxima autoridad religiosa en el país.
La Reforma Inglesa tuvo profundas consecuencias tanto en el ámbito religioso como político, incluida la confiscación de propiedades eclesiásticas y la transformación del paisaje religioso de Inglaterra.
Hablando del tema, vale la pena mencionar que hay una película que aborda este periodo histórico de manera fascinante. Protagonizada por Natalie Portman, Scarlett Johansson y Eric Bana, “La Otra Reina” nos transporta al intrigante mundo de la corte Tudor durante el reinado de Enrique VIII. La película ofrece una visión cautivadora de los eventos que rodearon el divorcio de Enrique con Catalina de Aragón y su posterior matrimonio con Ana Bolena. A través de la lente de los personajes de las hermanas Boleyn, interpretadas por Portman y Johansson, somos testigos de las complejas dinámicas políticas y personales que moldearon este capítulo crucial en la historia de Inglaterra.
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Este período de la historia inglesa es fundamental para comprender la interacción entre la política y la religión en Europa durante el Renacimiento y la Reforma.