El día que la humanidad viajó en el tiempo
¿Qué pasó el 5 de octubre de 1582? El día que nunca existió.
La respuesta a esta pregunta es sencilla, ya que ese día nunca existió. Pero aquí te contaremos que sucedió. En aquel año el Papa Gregorio XIII impulsor del Calendario Gregoriano, puso fin al Calendario Juliano, impuesto por el emperador romano Julio César en el año 45 a.C.
El antiguo calendario requería la adición de un día adicional cada 4 años para ajustarse al año solar, dando origen a los años bisiestos. Sin embargo, se descubrió más tarde que el año solar tiene una duración precisa de 365,24219 días, no los 365,25 estimados inicialmente. Esto implicaba un exceso de 11 minutos por año durante más de 1600 años, acumulando un día adicional cada 128 años. Por lo tanto, Gregorio XIII decidió modificar el calendario para que coincidiera con la duración precisa del año solar y corregir la discrepancia entre la fecha solar y la terrestre.
A pesar de la claridad de los cálculos matemáticos que indicaban que el Papa debería haber ajustado el calendario adelantándolo en casi 13 días, solo lo hizo en 10.
Por lo tanto, en 1582, el día que seguía al 4 de octubre no fue el 5, sino el 15, lo que significa que esos 10 días no fueron reconocidos oficialmente. Sin embargo, algunos sugieren que la discrepancia de tres días entre el cálculo real y el considerado por Gregorio XIII podría tener otra explicación.
Si hubieras nacido entre el 5 y el 14 de octubre del siglo XVI, no habrías celebrado tu cumpleaños en 1582.
Durante ese período, el mundo occidental seguía utilizando el calendario juliano, establecido por el emperador romano Julio César en el año 46 a.C.
Para el siglo XVI, se había desarrollado un desfase de aproximadamente 10 días entre las fechas del calendario y las estaciones terrestres, lo que causaba que las festividades religiosas, como la Pascua, ocurrieran cada vez más temprano.
El nuevo enfoque implicó una modificación en la regla de los años bisiestos. Aunque se mantuvieron como cada cuatro años, se introdujeron dos excepciones específicas.
Se estableció que los años múltiplos de 100 no serían considerados bisiestos, excepto aquellos que fueran divisibles por 400 (por ejemplo, 1600, 2000, 2400), los cuales seguirían siéndolo.
Este ajuste redujo el margen de error con respecto a la duración astronómica del año a apenas medio minuto anual, lo que se traduce en un día adicional aproximadamente cada 3.300 años.
El 24 de febrero de 1582, el Papa Gregorio XIII publicó la bula papal Inter gravissimas, la cual estableció el inicio del año a partir del equinoccio de primavera, utilizado como referencia para la celebración de la Pascua católica.
Esta proclamación papal dictaminaba que el equinoccio debía ocurrir el 21 de marzo en lugar del 11 de marzo, fecha hasta donde el desfase del calendario del siglo XVI había retrocedido.
Para llevar a cabo este ajuste en los años posteriores, la bula ordenaba que en 1582 el calendario avanzara del jueves 4 de octubre al viernes 15 de octubre, eliminando así los días del 5 al 14 de octubre de ese año.
Este cambio tuvo implicaciones prácticas, como el caso de la española Santa Teresa de Jesús, quien falleció el 4 de octubre de 1582 y fue sepultada al día siguiente, el 15 de octubre del mismo año.
Inicialmente, los territorios que hoy son Italia, España y Portugal fueron los primeros en adoptar este nuevo calendario. Posteriormente, otras regiones bajo la influencia de la Iglesia católica siguieron el ejemplo, seguidas gradualmente por otros países occidentales. Por ejemplo, Inglaterra y sus colonias lo adoptaron en 1752, Suecia en 1753, Japón en 1873, China en 1912 y Grecia en 1923, según la Enciclopedia.
Rusia no adoptó el calendario gregoriano hasta 1918, ya bajo el gobierno de Vladimir Ilyich Ulyanov, más conocido como Lenin.
La Revolución de Octubre en Rusia, originalmente marcada en el 25 de octubre de 1917 según el calendario juliano, ahora se celebra el 7 de noviembre debido a la transición al calendario gregoriano.
La introducción del calendario gregoriano, durante el año en el que desaparecieron diez días de repente, causó que aquellos que se fueron a dormir el 4 de octubre despertaran el día 15.
Desde el siglo IV se tenía conocimiento de que el calendario juliano no era completamente preciso; incluso, en el siglo XIII, los astrónomos al servicio del rey Alfonso el Sabio de Castilla, a través de las llamadas Tablas Alfonsíes, calcularon con gran exactitud el desfase, estimándolo en 10 minutos y 44 segundos por año.
A pesar de que el desfase del calendario juliano era reconocido desde el siglo IV, solo comenzó a ser considerado un problema cuando el error acumulado comenzó a afectar la fecha de celebración de la Pascua. Cuya celebración estaba determinada por el domingo siguiente a la primera luna llena de primavera, se reconoció como un problema.
El papa Gregorio XIII decidió establecer una “comisión del calendario” para implementar las correcciones necesarias, basándose en los estudios astronómicos disponibles. Esta comisión contaba con la participación de eruditos como Christophorus Clavius, un astrónomo al que incluso Galileo consultó, y Luigi Lilio, quien fue el principal autor de una propuesta de calendario que sirvió de modelo. Aunque Lilio falleció en 1576 sin ver la implementación del nuevo calendario, este fue finalmente aprobado en septiembre de 1580, pero su aplicación se pospuso hasta octubre de 1582.
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Aún hoy en día, en países sin tradición cristiana, se mantiene un sistema dual en el que el calendario católico se utiliza junto con el calendario local.
En las Américas, la orden también se implementó, aunque en la Nueva España, que corresponde al territorio de México actualmente, la aplicación oficial no se realizó hasta octubre del año siguiente.
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