¿Qué pasaría si todo el mundo dejara de comer carne mañana?
En un escenario hipotético planteado por Carolyn Beans, se explora qué sucedería si el consumo de carne desapareciera repentinamente.
SONORA.- Imagina un mundo sin carne. ¿Qué sucedería si de repente desapareciera de nuestras vidas? Carolyn Beans nos lleva a un viaje hipotético donde un hechicero de la alimentación sin carne hace desaparecer todo rastro de ella, junto con el deseo de consumirla. En este mundo sin carne, los efectos se sentirían de inmediato.
En un abrir y cerrar de ojos, las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con los alimentos caerían en un 63%. Sin embargo, también perderíamos una fuente clave de proteínas y nutrientes esenciales provenientes de los aproximadamente 70 mil millones de pollos, 1.5 mil millones de cerdos, 300 millones de bovinos y 200 millones de toneladas de pescado y mariscos procesados anualmente para consumo humano.
Con la desaparición de la carne, la demanda de frutas, verduras y legumbres se dispararía para llenar este vacío nutricional. Sin embargo, inicialmente, la oferta no sería suficiente para satisfacer la demanda, lo que provocaría un aumento exorbitante en los costos de los productos agrícolas, dejando a comunidades como Mongolia, donde es difícil cultivar vegetales, con poco que comer.
Cambio en las bases culturales y económicas
En este mundo sin carne, las culturas construidas en torno a su consumo se tambalearían. Por ejemplo, tribus que dependen del salmón en el noroeste del Pacífico de Estados Unidos perderían no solo su sustento, sino también un componente fundamental de su religión. Además, millones de pescadores se quedarían sin trabajo, lo que agravaría una situación ya amenazada por la disminución de las poblaciones de peces.
A medida que la industria cárnica colapsa, muchos hogares en países en desarrollo se verían obligados a buscar nuevas fuentes de ingresos que solían provenir de la cría de ganado. Algunos productores de carne se trasladarían a cultivos agrícolas, lo que reduciría la susceptibilidad a enfermedades respiratorias asociadas con la producción ganadera.
Beneficios a largo plazo
A pesar de los desafíos iniciales, a largo plazo, una dieta sin carne podría ofrecer beneficios significativos. Sin la necesidad de tierras adicionales para criar animales destinados al consumo humano, la tierra utilizada para cultivar alimentos balanceados para el ganado estaría disponible. Además, las dietas basadas en vegetales requerirían menos tierra y agua, y se evitarían millones de muertes cada año debido a enfermedades asociadas con el consumo de carne.
Con el paso de los años, la biodiversidad mundial aumentaría a medida que se redujeran las presiones sobre los hábitats naturales. Además, las dietas sin carne podrían influir en la evolución humana, aunque lentamente, permitiendo que nos adaptemos mejor a una dieta basada en vegetales.
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A pesar de estas posibles ventajas, el mundo no se volverá completamente vegetariano de la noche a la mañana. Sin embargo, la elección individual de adoptar dietas sin carne puede tener un impacto significativo en la mitigación del cambio climático y en la salud global.
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