MÉXICO.- En la creciente atención hacia la salud mental, emergen condiciones poco conocidas pero impactantes que afectan profundamente la vida de quienes las experimentan. Una de ellas es el Síndrome de Ekbom, también llamado delirio de parasitosis, un trastorno psicológico que lleva a las personas a creer firmemente que están infestadas por parásitos bajo su piel.

Este síndrome se manifiesta con alucinaciones táctiles y un prurito incesante, generando una sensación de movimiento de insectos bajo la piel, conocida como formicación. Aunque su origen puede ser multifactorial, incluyendo trastornos del espectro de la esquizofrenia, interrupción abrupta del consumo de alcohol o traumatismos craneoencefálicos, su impacto es significativo en la calidad de vida de quienes lo padecen.

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Este es el tratamiento para este síndrome.

Es crucial destacar que, a pesar de que los exámenes médicos habitualmente no evidencian la presencia de parásitos, los pacientes mantienen con firmeza su creencia, lo que lo clasifica como un trastorno delirante. El tratamiento puede involucrar fármacos antipsicóticos como la pimozida y la olanzapina, así como intervenciones psicológicas para manejar los delirios y las alucinaciones.

Es fundamental diferenciar este síndrome de la enfermedad de Willis-Ekbom, conocida como síndrome de las piernas inquietas, que es una condición neurológica distinta. Además, el Síndrome de Ekbom afecta más a mujeres, especialmente a partir de los cincuenta años, y se ha relacionado con la menopausia y los fenómenos sensoriales anormales asociados.

En síntesis, el Síndrome de Ekbom sirve como un recordatorio de la capacidad de la mente humana para crear realidades que, aunque inexistentes en el plano físico, son vividas con una intensidad abrumadora. La comprensión y el tratamiento adecuado son fundamentales para mejorar la calidad de vida de quienes enfrentan esta dura realidad mental.