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Curiosas preguntas sin respuesta sobre el cuerpo humano, según científico youtuber

Todos sabemos que tenemos receptores de gusto en la lengua, pero muy pocos saben que también los tenemos en el paladar, las amígdalas y la epiglotis. ¿Qué otras cosas no sabes?

MÉXICO.- ¿Alguna vez te has preguntado por qué tienes receptores del gusto en tu corazón? Hoy vamos a hablar sobre algunos misterios del cuerpo humano.

Todos sabemos que tenemos receptores de gusto en la lengua, pero muy pocos saben que también los tenemos en el paladar, las amígdalas y la epiglotis.

Pero lo que casi nadie sabe es que también tenemos receptores del gusto en el corazón, en los testículos y hasta en el cerebro. What?

Esto no es algo nuevo; la primera investigación sobre este tema en humanos se publicó en 2013. Se presentó como algo tan novedoso que incluso se insinuaba que tenía el potencial de abrir un nuevo campo de estudio, revolucionando nuestra comprensión de la salud humana y el tratamiento de enfermedades.

Pero esa no fue la primera vez que se habló de receptores del gusto fuera del ámbito oral. En 1996, estos receptores fueron descubiertos en el intestino de ratas. Llevamos casi 30 años sabiendo que la función de los receptores del gusto podría extenderse más allá de detectar sabores en la comida.

Durante este tiempo, se han realizado extensos estudios que han demostrado la presencia de receptores para sabores dulce, umami y amargo en el tracto gastrointestinal de roedores y humanos.

Sin embargo, la aparición de esos receptores en órganos no relacionados directamente con la alimentación, como los testículos y el corazón, plantea serias preguntas sobre su función en estos sitios.

Según los científicos, esos receptores funcionarían más como sensores de nutrientes que como detectores de sabor per se.

Su principal papel sería evaluar la disponibilidad de energía y contribuir a mantener el equilibrio metabólico adecuado, activando respuestas celulares específicas como la liberación de calcio al detectar ciertos nutrientes.

Por ejemplo, en el intestino, estos receptores modifican el comportamiento de las células que absorben nutrientes, haciéndolas más eficientes.

De igual manera, en el corazón, los receptores sensibles a los nutrientes dulces y umami pueden incrementar la fuerza de las contracciones cardíacas en respuesta a un aumento de nutrientes, probablemente para mejorar el flujo sanguíneo y facilitar la digestión.

Más intrigante es el papel de los receptores de nutrientes en los testículos. No crean que pueden saborear algo por ahí. Las investigaciones muestran que parecen ser cruciales para el desarrollo completo de los espermatozoides.

Los estudios en roedores han demostrado que la eliminación de estos receptores trae como consecuencia una gran disminución en la producción de esperma. Esto sugiere que anomalías similares en humanos podrían contribuir a problemas de fertilidad.

El campo es tan extenso que podría tener un impacto en la salud general. Hay hipótesis que sugieren que estos receptores influyen en condiciones como la obesidad, la diabetes tipo 2 y el síndrome del intestino irritable.

Por ejemplo, estudios han mostrado una asociación entre una menor cantidad de receptores amargos en el intestino y un índice de masa corporal más alto.

Los científicos piensan que investigaciones futuras podrían abrir la puerta a terapias innovadoras que modulen la actividad de estos receptores para tratar o prevenir enfermedades metabólicas.

Ya se ha experimentado con ratones en laboratorio a quienes se les eliminaron genéticamente los receptores de nutrientes dulces en el músculo esquelético, lo cual condujo a un aumento en la masa muscular y la actividad mitocondrial.

Esto sugiere que este enfoque podría aplicarse para mantener la fuerza muscular sin necesidad de ayunar o restringir calorías.

Estas son solo algunas de las cosas que desconocemos del cuerpo humano. Hay muchas más. Hace unos meses hicimos un video sobre la microbiota y su importancia en nuestra salud en general. Los estudios que han demostrado la importancia de la microbiota son de hace solo unos años.

Hay muchas cosas que desconocemos sobre el cuerpo humano en general. La complejidad de nuestro organismo es abrumadora. Más del 30% de las proteínas producidas por nuestras células tienen funciones que aún no comprendemos.

Vamos subiendo a nivel celular. El cuerpo humano es un laberinto de diversidad y especialización. Solo imagínense esta cantidad: 37.2 billones de células.

Con tal cantidad de células, ya supondrás que hay muchas cosas que faltan descubrir. A menudo, los científicos descubren células con funciones que no se pueden explicar completamente.

Un ejemplo de esto son las células oxifílicas que se encuentran en las glándulas paratiroides. Aparecen durante la pubertad, pero su función sigue siendo desconocida. Otro ejemplo son las células ganglionares de la retina intrínsecamente fotosensible, descubiertas en los años 90.

Se piensa que funcionan como una tercera clase de fotorreceptor además de los bastones y los conos. Durante muchos años solo se podía inferir que los humanos también las tenían, ya que probar su existencia requería pruebas invasivas.

En 2007, un estudio mostró que personas sin conos ni bastones aún conservaban respuestas normales a los efectos no visuales de la luz.

En el campo de los tejidos y los órganos, hace unos años, en 2018, se descubrió lo que parece ser un nuevo órgano: el intersticio, un conjunto interconectado de espacios llenos de líquido que alinean gran parte de nuestras entrañas.

Los científicos todavía están debatiendo si darle al intersticio el título de órgano independiente. Ese mismo año, se descubrió algo dentro del pedúnculo cerebeloso inferior del cerebro humano: el núcleo ostie, cuya función aún no ha sido determinada.

La capacidad de nuestros ojos para revelar información crucial sobre el cerebro también está ganando interés científico. Un estudio reciente en Norfolk, Inglaterra, descubrió que la pérdida de sensibilidad visual podría ser un indicador temprano de demencia hasta 12 años antes de un diagnóstico formal.

Este vínculo puede deberse a la acumulación de placas amiloides, características de la enfermedad de Alzheimer, que afectan inicialmente las áreas cerebrales responsables de la visión antes de progresar a las que controlan la memoria.

En resumen, la biología del cuerpo humano sigue siendo un enigma. Existen muchas funciones y estructuras que todavía faltan descubrir o comprender completamente.

A medida que la tecnología avanza y nuestras técnicas de investigación se vuelven más sofisticadas, seguramente desvelaremos más complejidades ocultas dentro de nosotros mismos.

Por eso es muy importante la enseñanza y la divulgación de estos temas, ya que pueden inspirar a las próximas generaciones.

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