¿Qué animales iban en el Arca de Noé?

El relato bíblico del Arca de Noé, uno de los más célebres del libro del Génesis, ha suscitado durante siglos una fascinación inigualable tanto entre científicos como artistas. Este relato, que narra cómo Noé construyó un arca para salvar a su familia y una colección de animales del diluvio enviado por Dios, menciona específicamente solo dos aves: una paloma y un cuervo. Estos fueron enviados para verificar si las aguas habían retrocedido lo suficiente como para que la tierra fuera habitable nuevamente.

Sin embargo, la Biblia no detalla qué otras especies fueron salvadas, lo que ha dejado un vacío que artistas y científicos han llenado con una variedad de teorías y representaciones. Este proceso ha resultado en una rica mezcla de ciencia, mitología y creatividad, revelando mucho sobre las épocas y las culturas que han abordado esta historia.

Imaginación medieval y representaciones artísticas

Durante la Edad Media, la historia del Arca de Noé capturó la imaginación de muchos. Los bestiarios medievales, compendios que combinaban información sobre animales con moralejas y abundantes ilustraciones, solían incluir animales conocidos y fantásticos. Los artistas europeos, con un conocimiento limitado de la fauna mundial, representaban en el arca animales familiares de su entorno cotidiano, como vacas, cabras y cerdos, así como criaturas más exóticas que comenzaban a conocerse a través del comercio y la exploración, como jirafas y pavos reales.

En la catedral de Norwich, Inglaterra, por ejemplo, se esculpieron imágenes que incluían no solo ganado y aves, sino también un mono y un unicornio. Estas representaciones reflejaban tanto la fauna conocida como la imaginada, influenciada por los relatos de viajeros medievales.

Teorías científicas de la Edad Moderna

Con la llegada del Renacimiento y la Reforma, algunos eruditos comenzaron a interpretar la historia del Arca de Noé como un acontecimiento histórico literal, lo que llevó a una serie de teorías sobre los animales que podrían haber estado a bordo. Jean Borrell, un matemático francés del siglo XIII, sugirió que solo 93 tipos de mamíferos habían estado en el arca, mientras que otros animales habrían surgido espontáneamente del barro.

El jesuita español Benito Periera teorizó que muchos insectos no necesitaban ser salvados porque se generaban a partir de cadáveres en descomposición. Por su parte, el explorador británico Sir Walter Raleigh planteó que las especies híbridas, como las mulas, no estaban en el arca porque no existían en aquella época.

Athanasius Kircher y la “Arca Noë”

Uno de los trabajos más exhaustivos sobre este tema fue realizado por el polímata y jesuita alemán Athanasius Kircher en su libro “Arca Noë” (1675). Kircher intentó analizar todos los aspectos relacionados con la selección, cuidado y organización de los animales en el arca. Entre sus teorías más notables, postuló que muchas especies eran en realidad híbridos y, por lo tanto, no necesitaban ser salvadas. Sostuvo, por ejemplo, que las jirafas eran un cruce entre camellos y leopardos, y que los armadillos resultaban del apareamiento entre tortugas y puercoespines.

Aunque absurdas, estas teorías reflejan los esfuerzos científicos de la época por reconciliar los relatos bíblicos con los descubrimientos emergentes. Kircher concluyó que Noé solo habría necesitado salvar 130 tipos de mamíferos cuadrúpedos, 30 especies de serpientes y 150 especies de aves para repoblar la Tierra.

Contribuciones a la comprensión del mundo natural

Las especulaciones y teorías sobre los animales del Arca de Noé han tenido un impacto duradero en la ciencia y el arte. El esfuerzo por clasificar y ordenar a los animales según su dignidad para estar en el arca contribuyó al desarrollo del concepto moderno de especie biológica. Este avance fue crucial, especialmente en una época en la que la idea de que todos los animales pudieran haber sido pasajeros del arca se estaba volviendo cada vez más inverosímil.

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A través de siglos de análisis, tanto fantásticos como científicos, el relato del Arca de Noé sigue siendo un fascinante crisol de fe, ciencia y arte. La persistente pregunta sobre qué animales realmente estaban en el arca ha llevado a importantes avances en la comprensión de la zoología, la taxonomía y la biología, dejando una rica herencia cultural y científica en su estela.

Con información de Natgeo.