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¿Qué lecciones de vida nos ofrece la filosofía azteca?

El Imperio Azteca, que se extendió por el centro y sur de México entre los siglos XV y XVI.

Sumergirse en la rica filosofía de los antiguos aztecas es como abrir una puerta hacia un mundo donde la felicidad no es el único objetivo de una buena vida. En un nuevo video, exploramos cómo los tlamatinime, o filósofos aztecas, desafiaron las convenciones de la felicidad individual para abrazar una ética comunitaria arraigada en la conexión humana y la naturaleza.

El Imperio Azteca, que se extendió por el centro y sur de México entre los siglos XV y XVI, dejó un legado filosófico fascinante que ha perdurado a través de los siglos gracias a los registros de los misioneros españoles. Aunque muchos textos precoloniales fueron destruidos, el Códice Florentino del franciscano Bernardino de Sahagún es una ventana invaluable a la sabiduría azteca, especialmente en lo que respecta a la moral y la filosofía.

A diferencia de las tradiciones filosóficas occidentales que enfatizan la virtud individual, los aztecas valoraban la comunidad y las relaciones sociales como pilares fundamentales de una vida plena. Creían que la perfección era inalcanzable y que los errores eran inevitables en esta “tierra resbaladiza”, por lo que cultivar el arraigo (neltiliztli) en la comunidad era esencial para superar los desafíos.

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Para los aztecas, una vida plena implicaba cuidar tanto del cuerpo como de la mente. Practicaban ejercicios diarios y valoraban la salud mental y emocional, así como el apoyo mutuo entre familiares, amigos y vecinos. Además, buscaban armonizar su existencia con la naturaleza, personificada en la deidad teotl, como una forma de encontrar propósito y asombro en el mundo que los rodeaba.

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