Por qué a nadie se le permite mover una escalera y si alguien la mueve puede empezar una guerra

El canal de YouTube “Aprendiz de Actor de Doblaje” ha lanzado un reportaje sobre una curiosa escalera en Jerusalén que nadie tiene permitido mover. Situada en la iglesia del Santo Sepulcro, esta escalera simboliza la compleja relación entre historia, religión y la naturaleza humana.

Una historia de acuerdos y conflictos

El reportaje comienza con una introducción a la iglesia del Santo Sepulcro, un sitio sagrado que data del siglo IV y que alberga los lugares más importantes del cristianismo: la crucifixión de Jesús y su tumba. Esta iglesia es compartida por seis confesiones cristianas: ortodoxa griega, apostólica armenia, católica romana, ortodoxa copta, ortodoxa siria y ortodoxa etíope. Desde 1757, estas confesiones han seguido un estricto acuerdo conocido como el Statu Quo, que prohíbe cualquier cambio en la iglesia sin la aprobación unánime de todas.

La escalera: Un símbolo de unidad y discordia

La escalera en cuestión ha permanecido en la misma cornisa desde antes de 1757. Aunque físicamente cualquiera podría moverla, hacerlo sin consenso puede desencadenar serios conflictos y hasta una guerra. El reportaje destaca incidentes pasados, como la pelea en 2002 cuando un monje copto movió una silla, y otra en 2008 entre monjes armenios y griegos, mostrando la delicada paz que mantiene el Statu Quo.

Misterio y significado

El origen de la escalera es un misterio. Mencionada en un decreto otomano de 1757 y visible en grabados de 1728, se cree que fue dejada por un albañil hace unos 300 años. Debido a la falta de claridad sobre su propiedad, la escalera se considera de las seis confesiones y moverla requiere su aprobación unánime, algo improbable de lograr.

Intervenciones y controversias

A lo largo de los años, ha habido intentos de mover la escalera, como en 1981 cuando un bromista fue detenido por la policía, y en 1997 cuando fue robada brevemente. La última vez que se movió fue en 2009 para limpiar la zona. En 1964, el Papa Pablo VI ordenó que la escalera permaneciera en su lugar hasta que las iglesias católica y ortodoxa llegaran a un acuerdo de unidad, reforzando su estatus de inamovible.