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Cinco razones por las que hemos cambiado los baños públicos por las duchas: ¿Es realmente la mejor elección?

Tomar un baño caliente puede mejorar el estado de ánimo, el sueño y la salud cardiovascular.

Cinco razones por las que hemos cambiado los baños públicos por las duchas: ¿Es realmente la mejor elección?

Durante la mayor parte de la historia de la humanidad, el baño ha sido una actividad social, un momento para relajarse y, en muchos casos, una oportunidad para socializar y celebrar. Sin embargo, en la actualidad, las duchas individuales son la norma, especialmente en Estados Unidos, donde una encuesta de 2021 reveló que más del 60% de los adultos se duchan al menos una vez al día, con una duración promedio de 8.2 minutos por sesión.

Desde el año 3000 a.C., los baños públicos han sido una parte integral de la vida cotidiana en muchas culturas. En el Imperio Romano, los baños eran espacios comunitarios donde la gente no solo se bañaba, sino que también se ejercitaba, comía y socializaba. Los onsen japoneses, las banyas rusas y los hammams turcos son ejemplos de cómo los baños han servido tanto para fines terapéuticos como sociales.

A principios del siglo XX, con la teoría de los gérmenes ganando aceptación, los baños colectivos comenzaron a desaparecer en Occidente. Las ciudades empezaron a construir baños y lavabos públicos para los más pobres, y con el tiempo, la llegada de las duchas, más eficientes y económicas, se convirtió en la norma. Este cambio también estuvo influenciado por el auge del capitalismo industrial, que priorizaba la productividad sobre el tiempo dedicado a actividades como el baño comunal.

Desde el punto de vista del saneamiento, no hay consenso claro sobre si es mejor ducharse o bañarse. Ambos métodos son eficaces para la higiene personal, siempre que se disponga de agua limpia. Sin embargo, la dermatóloga Amy Huang sugiere que el tipo de limpieza debe ser suave para no dañar el bioma cutáneo, un conjunto de microbios beneficiosos para la piel.

Además de la higiene, los baños ofrecen beneficios terapéuticos. Las personas con eccema, por ejemplo, pueden beneficiarse de los baños debido a que la piel ablandada absorbe mejor los medicamentos. Asimismo, tomar un baño caliente puede mejorar el estado de ánimo, el sueño y la salud cardiovascular.

El médico James Hamblin argumenta que la industria de la higiene personal ha exagerado la necesidad de productos y rituales de limpieza diarios. Desde un punto de vista médico, el baño comunitario no mejoraba la salud, pero sí proporcionaba beneficios psicológicos y sociales significativos.

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Aunque las duchas son prácticas y eficientes, no necesariamente ofrecen todos los beneficios que los baños comunales proporcionaban. La elección entre ducharse o bañarse depende de las preferencias personales y de las necesidades individuales de salud. Sin embargo, recordar los aspectos sociales y relajantes del baño puede ser una invitación a reconsiderar cómo y por qué nos limpiamos.

Con información de Natgeo.

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