Las pinturas perdidas de Klimt y Schiele

Gustav Klimt (1862-1918) es reconocido como uno de los pintores más influyentes de Austria y del mundo. Su arte vibrante y colorido no solo generó admiración, sino también controversia. Con una personalidad extrovertida y creativa, Klimt encontró un discípulo ideal en Egon Schiele, un joven apasionado por la pintura.

Klimt y Schiele se conocieron en 1907. Desde ese momento, Klimt se convirtió en el mentor y fuente de inspiración de Schiele. Su relación cercana perduró hasta la muerte de Klimt en 1918, y la influencia de su maestro siguió viva en la obra de Schiele, incluso después de su propio fallecimiento.

En 2017, la muerte de una secretaria de la Galería de Arte Moderno Linz (hoy Museo Lentos) reveló un secreto guardado durante décadas. En su testamento, la mujer confesó tener en su poder cuatro obras de arte: tres de Schiele y una de Klimt, titulada “Zwei Liegende”. Estas obras habían sido un “regalo secreto” de Walter Kasten, su jefe en el museo.

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La historia de estas obras se remonta a la Segunda Guerra Mundial, cuando el régimen nazi, obsesionado con el arte, confiscó innumerables piezas. Tras la guerra, muchas de estas obras desaparecieron. En este contexto, Olga Jäger, una coleccionista de arte, prestó varias pinturas a la Galería Neue, manteniéndose como su dueña. Sin embargo, a su muerte, las obras desaparecieron y su familia demandó al museo. El juicio terminó con la obligación del museo de pagar más de 8 millones de euros a los herederos de Jäger por la pérdida de las pinturas.

Con el reciente descubrimiento del testamento de la secretaria, el caso se ha reabierto. La obra de Klimt recuperada ha sido recibida con entusiasmo por el Museo Lentos, pero las tres pinturas de Schiele aún están desaparecidas. Encontrarlas sería crucial para comprender mejor la vida y obra de Schiele, cuya carrera fue tan breve como impactante.

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Elizabeth Novak-Thaller, jefa de la colección del Museo Lentos, destacó la importancia del hallazgo: “El dibujo de Klimt es una adición maravillosa para nuestra colección histórica”. Aunque encontrar las obras de Schiele es como buscar una aguja en un pajar, el descubrimiento del testamento abre nuevas posibilidades para el mundo del arte.