El realismo de los años 30: La convergencia de tradición y vanguardia
La composición, la perspectiva y la saturación de colores en “Gitanas” reflejan una integración de técnicas y estilos vanguardistas, presentados de una manera más ordenada y serena.
En los años 30, el arte experimentó un notable regreso al Realismo, un movimiento que ha sido interpretado tradicionalmente como una vuelta a la figuración y al orden tras la intensa experimentación de las Vanguardias. Sin embargo, esta visión simplista ha sido enriquecida por la obra de artistas como Rosario de Velasco, que revelan una perspectiva más compleja y matizada.
La obra de Rosario de Velasco, y específicamente su cuadro “Gitanas”, ejemplifica cómo el realismo de los años 30 no es meramente una reacción a las Vanguardias, sino una síntesis de las innovaciones previas. Este realismo se presenta como una forma contenida y formal, que incorpora las lecciones de artistas vanguardistas como Cézanne, Gauguin y Seurat. La composición, la perspectiva y la saturación de colores en “Gitanas” reflejan una integración de técnicas y estilos vanguardistas, presentados de una manera más ordenada y serena.
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Así, los años 30 no representan solo una contraposición a las Vanguardias, sino una época de madurez artística. El realismo de esta década se entiende mejor como una culminación de la experimentación previa, que retorna al orden con una profundidad y riqueza acumuladas, ofreciendo una síntesis armoniosa de tradición y modernidad.
Con información de HA!