¿Es posible que el mar se congele por el frío extremo? La ciencia tiene la respuesta

Las bajas temperaturas pueden transformar paisajes de maneras sorprendentes, desde céspedes cubiertos de escarcha hasta majestuosos picos nevados. Recientemente, en la provincia de Tierra del Fuego, Argentina, se presenció un fenómeno inusual: olas de mar aparentemente congeladas. Esto ha llevado a muchos a preguntarse si es posible que el océano se congele debido al frío intenso.

Aquí te contamos lo que dice la ciencia al respecto:

La imagen de las olas congeladas en Tierra del Fuego captó la atención mundial, pero, ¿realmente se congelaron las olas? Jorge Rabassa, doctor en Geología y miembro de varias academias científicas, nos ayuda a entender este fenómeno. Según Rabassa, lo que se observó no fueron olas congeladas, sino un fenómeno climatológico habitual en zonas extremadamente frías.

¿Qué ocurrió realmente?

Las olas, al golpear la costa, salpican gotas de agua que, en combinación con los vientos intensos de la región, viajan a través del aire frío. Estas gotas, ya cercanas al punto de congelamiento (0 °C), atraviesan temperaturas que pueden variar entre -10 °C y -20 °C, lo que provoca que se congelen rápidamente al impactar sobre superficies heladas o en el mismo sustrato de la playa. Así, se forman crestas alargadas en la dirección del viento, acumulándose y dando la falsa impresión de olas congeladas.

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Este tipo de fenómenos no es exclusivo de Tierra del Fuego. En lugares con condiciones climáticas invernales severas, como las cataratas del Niágara en América del Norte, también se pueden observar grandes acumulaciones de hielo. Entre diciembre y febrero, las salpicaduras de las cataratas se congelan al entrar en contacto con el aire frío, creando impresionantes paredes de hielo.

¿Puede congelarse el mar?

Sí, el océano puede congelarse, pero no en cualquier lugar. Según el Servicio Nacional Oceánico de Estados Unidos, el agua de mar se congela a temperaturas más bajas que el agua dulce debido a su contenido de sal. Mientras que el agua dulce se congela a 0 °C, el agua de mar lo hace a aproximadamente -2 °C.

Para que el mar se congele, se necesitan temperaturas del aire extremadamente bajas, entre -20 °C y -30 °C, que permitan que las moléculas de agua en la superficie del mar se congelen y se unan para formar una cubierta de hielo continua. Estas condiciones deben mantenerse durante un tiempo prolongado, incluso en verano, y el mar debe estar relativamente tranquilo, ya que el oleaje impide la formación de hielo superficial.

En Argentina y el resto de Latinoamérica, estas condiciones no se dan. Lo que se puede observar son pequeñas acumulaciones de hielo en charcos y depresiones costeras de poca profundidad, pero nunca una congelación extensiva del mar. Sin embargo, en la Antártida, el mar sí se congela, formando capas de hielo que pueden alcanzar varios metros de espesor.

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Las imágenes de olas congeladas en Tierra del Fuego pueden parecer sorprendentes, pero se trata de un fenómeno climatológico específico y no de olas marinas congeladas. Aunque el océano puede congelarse, esto solo ocurre bajo condiciones extremas que no se presentan en todas partes del mundo. Así, la naturaleza nos sigue sorprendiendo con sus espectaculares manifestaciones, incluso cuando la ciencia nos explica los detalles detrás de ellas.

Con información de Natgeo.