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Quiénes son los Koryoins y por qué luchan por su reconocimiento y derechos en Corea del Sur

En toda Corea del Sur, la población de koryoins alcanzó los 105,000 el año pasado, casi cinco veces más que hace una década.

Quiénes son los Koryoins y por qué luchan por su reconocimiento y derechos en Corea del Sur

Los koryoins son personas de etnia coreana cuyos antepasados emigraron al lejano oriente del Imperio Ruso a finales del siglo XIX y principios del XX. Durante la década de 1930, muchas de estas familias fueron deportadas a Asia Central por las políticas de “limpieza de fronteras” de Stalin, lo que las llevó a vivir en estados soviéticos como Uzbekistán y Kazajstán. Allí, a lo largo de generaciones, dejaron de hablar coreano debido a prohibiciones.

La familia de Yana regresó a Corea del Sur hace siete años y ahora muchos más están haciendo lo mismo. Según explica Chu Dae-yeol, un profesor que supervisa los asuntos académicos en la escuela primaria Dunpo, casi el 80% de los alumnos se consideran “estudiantes multiculturales”, lo que significa que son ciudadanos extranjeros o tienen un padre que no es ciudadano coreano. Chu cree que la mayoría de estos estudiantes multiculturales son koryoins.

El retorno de los koryoins ha aumentado significativamente desde 2014, cuando se les permitió traer a sus familias a Corea del Sur. En 2010, menos de 300 koryoins vivían en Asan; en 2023, la cifra era 52 veces mayor. En toda Corea del Sur, la población de koryoins alcanzó los 105,000 el año pasado, casi cinco veces más que hace una década.

Sin embargo, este retorno masivo no siempre es bienvenido. La integración de los koryoins en la sociedad coreana ha planteado numerosos desafíos. En Asan, por ejemplo, los koryoins se concentran alrededor del parque industrial que alberga fábricas gestionadas por subcontratistas de Hyundai Motor. Denis, un trabajador de una fábrica, señala que más del 80% de sus compañeros de trabajo son koryoins. “Sin koryoins, estas fábricas no funcionarían”, dice Lee, un reclutador de la zona.

A diferencia de otros inmigrantes, los koryoins pueden renovar su residencia en Corea cada tres años sin tener que salir del país, lo que les proporciona una estabilidad que otros trabajadores inmigrantes no tienen. Sin embargo, esta estabilidad no ha garantizado una integración completa. En la escuela primaria Dunpo, los estudiantes coreanos y rusos tienden a segregarse debido a la barrera del idioma. Kim Eun-ju, una maestra, está preocupada porque muchos niños apenas entienden las lecciones a medida que avanzan de grado.

La BBC informa que Corea del Sur, uno de los países más homogéneos étnicamente del mundo, enfrenta una resistencia psicológica a la afluencia de koryoins. Además, el país carece de una política de inmigración clara y eficaz para manejar este retorno masivo. Según Lee Chang-won, director del Centro de Investigación y Capacitación sobre Migración, la política de inmigración está “muy inclinada hacia los trabajadores poco calificados”, lo que dificulta la discusión sobre un asentamiento a largo plazo para todos los inmigrantes.

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A pesar de estos desafíos, algunos koryoins, como Ni Denis, no se arrepienten de su decisión de mudarse a Corea del Sur. “Para mis hijos, este es su hogar. Cuando visitamos Kazajstán, preguntaron: ‘¿Por qué estamos aquí? Queremos volver a Corea’”.

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