¿Una nave “viviente”? Así sería vehículo interestelar construido con IA y ADN que sugiere científico
La nave podría crear incubadoras en planetas habitables y ayudar en la expansión de la humanidad a través de la reproducción criogénica
La exploración espacial y la posibilidad de trasladar la vida humana fuera de la Tierra han sido temas de interés tanto para científicos como para entusiastas de la ciencia ficción desde hace décadas, y recientemente, se ha propuesto una idea que ha despertado la curiosidad de más de uno: una nave interestelar ‘viva’ construida con inteligencia artificial y ADN de distintas especies, destinada a explorar el cosmos y llevar a la humanidad a otras partes del universo.
¿En qué consiste esta propuesta?
El vehículo proviene de Greg Matloff, profesor del Departamento de Física del New York City College of Technology, y de su esposa, la artista C. Bangs. Ambos publicaron su investigación en la revista ‘Journal of the British Interplanetary Society’. La idea central es una nave denominada ‘mariposa espacial’, que combinará inteligencia artificial, ingeniería genética con ADN de plantas y animales, y otras tecnologías para explorar sistemas estelares.
La propuesta de Matloff y Bangs se basa en la ‘Astrochicken’, una sonda de un kilogramo diseñada por el físico teórico Freeman Dyson para viajar a Urano. Dyson concibió una nave pequeña, ágil como un colibrí, con un cerebro de menos de un gramo. Matloff menciona: «Un Astrochicken viviente con subsistemas de propulsión miniaturizados, navegación autónoma computarizada mediante señales púlsares y un enlace de comunicaciones láser con la Tierra. La nave sería un organismo de bioingeniería».
¿Cómo funcionaría esta nave?
La mariposa espacial sería una nave autónoma con sondas propulsadas por velas de fotones solares, capaces de recorrer la galaxia. Durante los sobrevuelos estelares, desplegaría sus “alas” de velas de fotones para estudiar los sistemas planetarios de destino. Además, la vela podría usarse para acelerar, desacelerar o dirigir la sonda a destinos más lejanos. También podría recolectar recursos en otros planetas, transmitir datos científicos y apoyar la expansión de la humanidad y otras especies terrestres.
Según Matloff, «tras una travesía interestelar, este Astrochicken viviente se situaría en órbita alrededor de un planeta habitable. La nave podría crear una incubadora utilizando los recursos del sistema solar de destino y criar a la primera generación de colonos humanos utilizando óvulos y esperma humanos almacenados criogénicamente». La nave interestelar sería pequeña y autónoma, con grandes alas metálicas que albergarían fotones solares para alimentar la energía de la nave y sus sistemas de comunicación durante viajes prolongados.
Esta propuesta podría materializarse en el futuro cercano, iniciando la colonización del universo con mariposas espaciales que ayudarán a entender el cosmos y expandir la vida terrestre a otros planetas.
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