Rayografías: La innovadora técnica de Man Ray

En 1921, tras emigrar de Nueva York a París, el artista Man Ray hizo un descubrimiento que cambiaría el mundo de la fotografía. Observó que era posible capturar imágenes sin necesidad de una cámara. Al colocar objetos sobre un papel sensible a la luz y proyectar una luz brillante sobre ellos, las sombras de los objetos se imprimían en el papel. Este proceso dio lugar a las imágenes en blanco y negro que el propio Ray bautizó como «rayografías», en honor a sí mismo.

Una de sus obras más emblemáticas en esta técnica es “El beso”. Man Ray creó esta rayografía como un homenaje a los besos famosos en la historia del arte, como el célebre beso de Klimt. El proceso creativo de “El beso” se llevó a cabo en tres sesiones distintas: primero, el artista colocó manos, luego caras besándose y, finalmente, bandejas de fotografía. El resultado es una imagen poética, casi fantasmagórica, con una agradable difuminación que confiere una ambigüedad surrealista a la obra.

Las rayografías de Man Ray, también conocidas como rayogramas, son fotografías muy pictóricas. Cada una es única e irrepetible, lo que las hace especialmente valiosas. Este carácter incontrolable y espontáneo fue lo que atrajo al artista, quien siempre buscó la experimentación y la sorpresa en su trabajo.

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Emmanuel Radnitzky, conocido como Man Ray, se convirtió en una de las figuras más importantes de las vanguardias artísticas gracias a inventos como las rayografías. Aunque no se adhirió formalmente a ningún movimiento, su obra fue fundamental para el dadaísmo y el surrealismo. Este estadounidense en París se mantuvo siempre a la vanguardia, explorando nuevas formas de expresión artística.

Man Ray dejó una marca indeleble en el arte, y su epitafio en el cementerio de Montparnasse lo refleja a la perfección: «Despreocupado pero no indiferente». Su legado perdura, y obras como “Rayograph”, exhibida en el MoMA de Nueva York, continúan inspirando a generaciones de artistas y amantes del arte.

Con información de HA!