Bucarofagia: ¿En qué consiste la desastrosa “dieta milagro” del Siglo XVII?
Consumir arcilla era una moda que causaba anemia y serios problemas intestinales en busca de un ideal de belleza pálido y delgado
La bucarofagia es una práctica del siglo XVII donde mujeres de la alta sociedad española comían arcilla rojiza, conocida como búcaro, con el objetivo de lograr varios efectos estéticos y de salud.
Esta costumbre, de acuerdo a un artículo de El País, buscaba palidecer la piel, adelgazar y tener efectos anticonceptivos, aunque sus consecuencias para la salud eran desastrosas.
Testimonios históricos
Estefanía de la Encarnación, una monja pintora de Madrid, describe en su autobiografía cómo empezó a comer búcaros a los 12 años, influenciada por la Marquesa de la Laguna.
Este relato, rescatado en el podcast Hijas de Felipe, muestra que esta práctica era común entre monjas y mujeres de la élite.
Motivaciones detrás de la bucarofagia
Las mujeres del siglo XVII querían lograr un tono de piel pálido, acorde con el canon de belleza de la época.
Además, la ingesta de arcilla les impedía absorber nutrientes, lo que les ayudaba a adelgazar. También buscaban efectos narcóticos y alucinógenos, como los descritos en los estados místicos de Santa Teresa.
Efectos en la salud
El consumo de arcilla causaba un fenómeno llamado opilación, que obstruía el intestino y prevenía la absorción de hierro, llevando a anemia y palidez en la piel.
Sandra Lozano, doctora en arqueología, explicó al medio que esta práctica podía provocar serios problemas de salud, como la perforación del colon y fallos hepáticos.
El uso del búcaro
El búcaro era utilizado para perfumar y conservar el agua fresca, pero su uso se extendió a la ingesta, especialmente entre las mujeres de la alta sociedad.
Aunque hay teorías sobre cómo se comía el barro, algunos investigadores sugieren que se chupaba como un caramelo o se molía para incluirlo en recetas.
Un ejemplo famoso: Las Meninas
En la famosa obra “Las Meninas” de Velázquez, una de las meninas ofrece a la infanta Margarita de Austria un trozo de búcaro. Se cree que la infanta, que padecía el síndrome de Albright, consumía arcilla para reducir su sangrado menstrual.
La práctica de la bucarofagia no solo aparece en obras de Velázquez, sino también en textos de Lope de Vega, Quevedo, Calderón y Cervantes. Era una costumbre muy arraigada entre la nobleza española de los siglos XVI y XVII, y también se documenta en otras culturas y épocas, como en la prehispánica en Ecuador.
La bucarofagia refleja la presión social sobre las mujeres para conformarse a los ideales de belleza de la época, impuestos mayormente por los hombres. Esta práctica es un ejemplo de cómo el patriarcado utiliza el control del cuerpo femenino como herramienta de subyugación.
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