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Baño en Asnières: La obra que revolucionó el arte

En 1884, Seurat intentó exponer esta obra en el prestigioso Salón de París, pero fue rechazado rotundamente.

Baño en Asnières: La obra que revolucionó el arte

Baño en Asnières, conocida originalmente como Une Baignade, Asnières, es una de las obras más emblemáticas del pintor francés Georges Seurat. Este cuadro, de impresionantes dimensiones (201 x 300 cm), marca un hito en la historia del arte por ser el primer gran lienzo de Seurat en el que apuesta decididamente por el puntillismo, una técnica innovadora y revolucionaria de su invención.

En 1884, Seurat intentó exponer esta obra en el prestigioso Salón de París, pero fue rechazado rotundamente. ¿Un cuadro pintado con puntos? Los críticos no podían entenderlo y se mostraron escépticos ante esta novedosa propuesta. Sin embargo, para Seurat, este rechazo fue un duro golpe, ya que había invertido mucho esfuerzo en su creación. Le molestaba profundamente que los autoproclamados expertos no valoraran su trabajo ni la dedicación que había puesto en él.

Determinado a no rendirse, Seurat decidió fundar su propio espacio de exhibición: el Salón de los Independientes, bajo el lema “Sin jurado ni premios” (Sans jury ni récompense). Desde su creación, este salón se convirtió en un escaparate crucial para las tendencias artísticas emergentes, manteniéndose vigente hasta mediados del siglo XX.

Baño en Asnières es el ejemplo perfecto de este nuevo arte: moderno, polémico, rechazado y ridiculizado, pero que con el tiempo se convertiría en una referencia de la contracultura artística. La obra refleja el ocio de los parisinos de la época, mostrando a un grupo de personas disfrutando de un baño en el área recreativa de Asnières, un lugar donde solían reunirse los domingos para bañarse en las aguas del Sena, hoy contaminadas.

Georges Seurat
Francia, 1859–1891

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A pesar de su enfoque científico y técnico, Seurat logra capturar el calor del verano en la ciudad, con la contaminación de fondo incluida. Algunos críticos han señalado que las figuras en la obra carecen de “vida” y “alma”. No obstante, esta percepción es subjetiva. La obra transmite una sensación de vida, aunque peculiar y enigmática, con los personajes reunidos de manera extraña y una luz curiosa que envuelve toda la escena. Quizás esta atmósfera inusual es lo que hace de Baño en Asnières una obra tan fascinante y perdurable en el tiempo.

Con información de HA!

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