¿Qué significa y cómo surge la expresión ‘estar como una cabra’?

MÉXICO.- Las expresiones idiomáticas son el alma de cualquier idioma; son esas frases que nos conectan con la esencia de nuestra cultura, nuestra historia y nuestra manera de ver el mundo.

Frases como “meter la pata”, “tirar la toalla” o “estar como una cabra” no solo le dan sabor y chispa a nuestras conversaciones, sino que también nos conectan con generaciones anteriores y nos ayudan a entender mejor quiénes somos a través de nuestro propio idioma.

Estas expresiones encierran experiencias que todos compartimos, y muchas veces tienen orígenes fascinantes que nos muestran cómo veían la vida nuestros antepasados. Con esto en mente, hay una que reviste de interés como “Estar como una cabra”.

¿Cuál es el origen y significado de la expresión “Estar como una cabra”?

Cuando decimos que alguien “está como una cabra”, estamos hablando de una persona que se comporta de manera un tanto excéntrica, extravagante, o incluso un poco loca. Pero, ¿alguna vez te has preguntado de dónde viene esta expresión tan peculiar?

Todo se remonta a la observación del comportamiento de las cabras, esos animales juguetones y curiosos que a veces actúan de manera impredecible. Las cabras son conocidas por subirse a lugares altos y por sus movimientos imprevisibles, lo que ha llevado a que se las asocie con comportamientos poco comunes.

En la cultura popular, esta expresión ha sobrevivido y prosperado precisamente porque logra capturar, de forma divertida y precisa, la idea de alguien que se comporta de manera distinta a lo habitual.

Decir que alguien “está como una cabra” es una forma simpática de señalar que esa persona no sigue las normas establecidas, sino que se atreve a ser diferente.

Uso en la vida cotidiana

“Estar como una cabra” es una expresión que puedes escuchar en cualquier momento, ya sea en una charla informal entre amigos o incluso en medios de comunicación.

Por ejemplo, alguien podría decir: “¡Juan está como una cabra! Se fue a nadar en pleno invierno”. Aquí, la frase refleja la sorpresa y la diversión ante un comportamiento que se sale de lo común.