La Guerra de Rousseau: La pintura que inspiró el Guernica
Inspirado por el conflicto Franco-Prusiano y la sangrienta represión de la Comuna de París, Rousseau personifica la guerra en una figura femenina casi infantil.
Henri Rousseau, conocido por su estilo primitivo y único, nos presenta una visión perturbadora de la guerra en su pintura “La Guerre”. Creada en un momento crucial de su vida, cuando a sus cincuenta años decidió dedicarse a la pintura tras retirarse de su trabajo, Rousseau logró plasmar en esta obra una alegoría poderosa de la devastación bélica.
Inspirado por el conflicto Franco-Prusiano y la sangrienta represión de la Comuna de París, Rousseau personifica la guerra en una figura femenina casi infantil, medio enloquecida, que cabalga sobre una bestia negra.
Esta figura, armada con una espada y una antorcha que emite un humo negro y venenoso, avanza implacable sobre cuerpos desnudos, ahora reducidos a carroña devorada por cuervos. La escena, con árboles secos y rotos, y un cielo cubierto de nubes rojizas, crea una atmósfera tóxica y surreal, como sacada de una pesadilla.
El cuadro, que se exhibe en el Museo d’Orsay en París, con su técnica de óleo sobre lienzo (114 x 195 cm), destaca por el uso del estilo primitivo de Rousseau, que lejos de atenuar el horror, lo intensifica, subrayando la brutalidad de la guerra y su impacto devastador en la humanidad.
Aunque Rousseau fue objeto de burlas por parte de algunos críticos debido a su falta de formación artística formal, su trabajo fue admirado por figuras clave del arte moderno como Picasso, quien quizás encontró en esta obra una fuente de inspiración para su propio “Guernica”.
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Las similitudes entre ambas piezas son notables, y ambas reflejan una profunda crítica a la barbarie de la guerra.
Con información de HA!
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