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Cada vez hay más microplásticos en los cerebros de las personas, según estudios

Un estudio reciente encontró un aumento del 50% en la presencia de microplásticos en cerebros humanos en 2024 en comparación con 2016.

CIUDAD DE MÉXICO.- Un reciente estudio ha revelado que las muestras de cerebro humano recogidas en autopsias a principios de 2024 contienen más partículas diminutas de plástico que las muestras obtenidas ocho años antes. La investigación, publicada en un preprint en mayo, señala un aumento significativo en la concentración de microplásticos en el cerebro, aunque este hallazgo aún no ha sido revisado por pares ni publicado en una revista científica. Matthew Campen, profesor de ciencias farmacéuticas de la Universidad de Nuevo México, lideró la investigación.

De acuerdo con Campen, las concentraciones de microplásticos en los tejidos cerebrales de individuos de alrededor de 45 o 50 años de edad alcanzaron los 4,800 microgramos por gramo, lo que equivale al 0.5% del peso del tejido cerebral. Esto representa un aumento del 50% en comparación con las muestras de cerebro tomadas en 2016. Sin embargo, Campen aclaró que este incremento refleja solo la exposición a los microplásticos, y no proporciona evidencia sobre el posible daño cerebral.

Phoebe Stapleton, profesora asociada de farmacología y toxicología en la Universidad de Rutgers, explicó que aún no se comprende si estas partículas se eliminan del cerebro con el tiempo o si se acumulan y provocan enfermedades. Stapleton subrayó la necesidad de realizar más investigaciones para determinar si los microplásticos afectan las células cerebrales y si esto tiene consecuencias toxicológicas.

Microplásticos en órganos vitales

El estudio también encontró que los microplásticos en los cerebros humanos eran entre un 7% y un 30% más abundantes que en los riñones y el hígado de los mismos cadáveres. Según el preprint, los microplásticos no solo se encuentran en el cerebro, sino también en órganos como el corazón, los pulmones y el tracto gastrointestinal. Philip Landrigan, pediatra y profesor de biología en Boston College, explicó que, aunque la ciencia sobre los microplásticos aún está en desarrollo, es importante que las personas tomen medidas para reducir su exposición.

Landrigan destacó que hay ciertos tipos de plásticos que son difíciles de evitar, como los presentes en dispositivos electrónicos, pero alentó a minimizar el uso de plásticos desechables como bolsas y botellas. A pesar de la omnipresencia de los plásticos en la vida moderna, el experto advierte que es posible reducir el riesgo eliminando aquellos plásticos que se puedan evitar en el día a día.

Aunque el estudio no establece un vínculo directo entre los microplásticos y enfermedades neurológicas, sí plantea preocupaciones sobre la posible interferencia de estas partículas con los procesos celulares en los principales órganos del cuerpo humano, incluida la alteración del sistema endocrino.

Riesgos asociados a los nanoplásticos

Los nanoplásticos, fragmentos de plástico extremadamente pequeños, son considerados los más peligrosos para la salud humana debido a su capacidad para infiltrarse en las células individuales. Según los investigadores, estas diminutas partículas logran atravesar la barrera hematoencefálica y llegar al cerebro, posiblemente “hijackeando” su camino al unirse a los lípidos consumidos en la dieta.

El cerebro humano, compuesto en un 60% por grasa, es particularmente vulnerable a este tipo de contaminación. La acumulación de nanoplásticos podría alterar funciones celulares cruciales y depositar sustancias químicas que alteran el sistema endocrino, como los bisfenoles y los ftalatos, que han sido relacionados con malformaciones reproductivas y una disminución en la cantidad de esperma.

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Landrigan advierte que, aunque todavía no se conoce la magnitud del daño que pueden causar los microplásticos y nanoplásticos, existe suficiente evidencia para justificar la adopción de medidas preventivas. Estas partículas podrían estar interfiriendo con el funcionamiento de células y órganos vitales, lo que subraya la urgencia de seguir investigando y tomando acciones para reducir la exposición a estos contaminantes.

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