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Comer por emociones no siempre es tan malo, según expertos

Aunque es importante evitar caer en la restricción extrema o en el uso constante de la comida como mecanismo de afrontamiento, la clave está en encontrar un equilibrio.

Comer por emociones no siempre es tan malo, según expertos

CIUDAD DE MÉXICO.- Es común escuchar que, después de un día difícil, uno se incline por comer algo que le recuerde a la infancia, como unas galletas de chispas de chocolate. Sin embargo, esta acción, a menudo considerada como un “comer emocional”, no siempre es tan negativa como se podría pensar. Según Jennifer Rollin, fundadora del Centro de Trastornos de la Alimentación en Rockville, Maryland, comer motivado por emociones no solo es normal, sino que puede formar parte de una relación saludable con la comida.

Rollin señala que la alimentación emocional suele verse como algo fuera de control o poco saludable, pero es esencial reconocer que la comida está profundamente ligada a nuestras emociones. De hecho, muchos alimentos están asociados con tradiciones culturales, celebraciones y momentos de conexión social, lo que refuerza la idea de que la comida tiene un componente emocional inherente. Por lo tanto, no hay razón para sentirse culpable por recurrir a alimentos que nos hacen sentir bien, siempre y cuando se mantenga un equilibrio.

Daisy Miller, dietista especializada en trastornos alimenticios en Fort Washington, Pensilvania, también subraya la importancia de no aplicar reglas estrictas ni estrategias basadas en la culpa al comer. Según ella, es crucial que las personas acepten la complejidad de sus hábitos alimenticios y comprendan que comer por razones emocionales no es, en sí mismo, un problema.

Comida como combustible, pero no solo eso

Algunas personas promueven la idea de que deberíamos ver la comida simplemente como combustible para el cuerpo, eliminando cualquier componente emocional. Sin embargo, Rollin advierte que esto tampoco es del todo saludable. Si bien la comida proporciona la energía necesaria para nuestro cuerpo y cerebro, también es fuente de placer, socialización y conexión con otros. Restringirse solo a alimentos nutritivos puede llevar a perder momentos significativos que involucran la comida, como compartir un postre con un amigo.

Además, limitarse demasiado en la alimentación puede tener consecuencias contraproducentes, como episodios de atracones. Natalie Mokari, dietista registrada en Charlotte, Carolina del Norte, explica que estos atracones suelen surgir de la sensación de estar haciendo algo prohibido, lo que impulsa a consumir grandes cantidades de comida con la idea de que será la última vez que se hará.

Por lo tanto, es fundamental tener una visión equilibrada de la comida, que permita disfrutar de ella en sus diferentes dimensiones, sin caer en extremos de restricción o indulgencia.

Cómo recalibrar la relación con la comida

Si bien comer por emociones no es intrínsecamente malo, puede convertirse en un problema cuando se convierte en la principal forma de lidiar con emociones difíciles. Rollin y Miller coinciden en la importancia de ser conscientes de la frecuencia con la que se recurre a la comida como mecanismo de afrontamiento y de tener otras estrategias para procesar las emociones.

Miller sugiere que la clave para una relación saludable con la comida radica en la flexibilidad y el equilibrio. Es importante darse permiso para disfrutar de una variedad de alimentos sin sentir que se pierde el control. La atención plena, es decir, la capacidad de ser consciente de por qué se está comiendo y qué necesidades se están satisfaciendo, puede ser un primer paso hacia una relación más saludable con la comida.

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Por último, buscar ayuda profesional puede ser beneficioso para aquellos que luchan con su relación con la comida, ya sea por restricción o por episodios de atracones. Un terapeuta o dietista especializado en trastornos alimenticios y enfoques inclusivos puede ayudar a procesar las emociones relacionadas con la alimentación sin generar culpa o vergüenza, fomentando una relación más positiva con la comida.

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