¿Por qué le damos sentimientos humanos a objetos inanimados?: Expertos responden

CIUDAD DE MÉXICO.- Lilianna Wilde, una creadora de contenido en TikTok, ha llamado la atención al compartir un comportamiento peculiar que, según descubrió, no es tan raro como creía. Al hacer cosas cotidianas como ir al supermercado, suele elegir el carrito con la rueda chirriante que todos evitan. Además, cambia el orden de los platos al guardarlos para que los del fondo también sean usados. Incluso, cuando tuvo que deshacerse de sus shorts favoritos, sintió un leve pesar por la prenda. Wilde explica que este tipo de emociones fugaces hacia objetos inanimados no afecta su vida diaria, pero le genera un breve sentimiento de tristeza por cosas que, evidentemente, no pueden devolverle el mismo afecto.

Este comportamiento resonó con muchos de sus seguidores en redes sociales, quienes comentaron que también sentían algo similar por sus peluches, plantas y hasta por la voz del GPS de sus teléfonos. Según la psiquiatra Melissa Shepard, este fenómeno de atribuir emociones humanas a objetos no es más que una extensión de la necesidad de las personas de conectarse, un rasgo inherente en los seres humanos. Aunque es una reacción común, Shepard aclara que no es preocupante a menos que estas emociones interfieran con la vida cotidiana.

La antropomorfización: dar vida a lo inanimado

El término técnico para esta curiosa conducta es “antropomorfización”, que consiste en atribuir características humanas a objetos o animales. De acuerdo con expertos como Kim Egel, terapeuta matrimonial y familiar, estos sentimientos pueden surgir por la nostalgia o el apego a objetos que han estado presentes en diferentes momentos importantes de la vida. Este tipo de conexión emocional puede ser una forma de proyectar las propias emociones sobre cosas inanimadas, como sentir soledad al ver un objeto “aislado”.

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Wilde, por ejemplo, especula que sus sentimientos podrían estar influenciados por las películas que veía cuando era niña, como Toy Story o La Bella y la Bestia, donde los objetos cobran vida. También reflexiona si estos sentimientos podrían estar relacionados con experiencias de su infancia, como haber sentido alguna vez que no encajaba o que fue dejada de lado, y ahora intenta asegurarse de que nadie, ni siquiera un objeto, experimente lo mismo.

¿Hasta dónde es normal?

Los expertos coinciden en que este tipo de empatía hacia objetos no suele ser un motivo de preocupación, a menos que se vuelva extremo y comience a afectar la rutina diaria. Shepard menciona que existe una condición médica llamada síndrome de compañero ilusorio, donde las personas desarrollan una conexión mucho más intensa con objetos, creyendo que realmente tienen emociones. Sin embargo, este es un caso mucho más raro que la antropomorfización habitual.

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En personas neurodivergentes, Shepard ha observado que este comportamiento puede ser más intenso y, en ocasiones, causar problemas en su vida diaria. Si la empatía hacia los objetos llega a un punto en el que una persona evita ciertas actividades o es incapaz de deshacerse de cosas debido a emociones fuertes, los expertos recomiendan buscar ayuda profesional. Para la mayoría, sin embargo, esta curiosa tendencia no es más que una señal de una imaginación saludable y una gran capacidad de empatizar.