Las tormentas de verano son más fuertes en las ciudades, según expertos

CIUDAD DE MÉXICO.- Las tormentas de verano, comúnmente asociadas con relámpagos, truenos, lluvias intensas y, en ocasiones, granizo, requieren condiciones atmosféricas específicas para formarse. El calor y la humedad, junto con la inestabilidad atmosférica, son factores clave. Estos fenómenos ocurren cuando el aire cálido y húmedo en la superficie asciende hasta el aire frío en las alturas. Además, factores como los frentes de aire o características topográficas, como montañas, facilitan el ascenso de este aire.

Un estudio reciente publicado en la revista Earth’s Future reveló que las tormentas de verano son más frecuentes e intensas en las áreas urbanas. Los investigadores analizaron datos de ocho ciudades y encontraron que las grandes urbes intensifican las lluvias mucho más que las zonas rurales. Estas ciudades no solo son afectadas por el clima, sino que también contribuyen activamente a su modificación, generando tormentas más intensas debido a su estructura y características.

Efecto de las ciudades en las tormentas

La investigadora Herminia Torelló-Sentelles, de la Universidad de Lausana, explicó que las ciudades actúan como motores de estas tormentas, en gran parte debido al efecto de isla de calor. Las superficies urbanas, que tienden a retener más calor que las zonas rurales, fomentan la formación de tormentas al calentar el aire circundante. Esta situación será cada vez más común con el crecimiento poblacional y urbano previsto para las próximas décadas, lo que aumenta la necesidad de planificar mejor la infraestructura urbana.

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Las áreas urbanas, al carecer de vegetación y estar llenas de estructuras densas, incrementan tanto la frecuencia como la intensidad de las tormentas. Además, las ciudades más grandes pueden ver un aumento del 11% en la intensidad de las precipitaciones en comparación con áreas rurales. Las ciudades más pequeñas, en cambio, registran un aumento menor, del 3.4%.

Consecuencias y soluciones

Las tormentas intensas en las ciudades pueden tener consecuencias graves, como inundaciones repentinas debido a la saturación de los sistemas de drenaje. A diferencia de las zonas rurales, donde la lluvia se distribuye de manera más uniforme, en las ciudades las lluvias son más concentradas y abruptas, similar al efecto de una “manguera contra incendios”. Esta situación subraya la importancia de mejorar la infraestructura urbana para enfrentar estos desafíos.

Para mitigar los efectos de las tormentas de verano, los expertos sugieren implementar sistemas de drenaje más eficientes, además de incluir más espacios verdes en los entornos urbanos. Esto no solo ayudaría a reducir el efecto de isla de calor, sino que también permitiría absorber el exceso de lluvia, aliviando la carga sobre los sistemas de drenaje.

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Finalmente, es necesario que cada ciudad adopte estrategias personalizadas para enfrentar estos desafíos. Las características específicas de cada urbe influyen de manera única en los patrones de tormentas, lo que hace esencial un análisis detallado y adaptado a cada caso para evitar mayores complicaciones en el futuro.