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Ser noctámbulo podría aumentar el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 hasta en un 46%, así lo sugiere un nuevo estudio

La diabetes tipo 2 es una enfermedad metabólica crónica caracterizada por la resistencia a la insulina, lo que afecta la capacidad del cuerpo para regular los niveles de glucosa en la sangre.

Ser noctámbulo podría aumentar el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 hasta en un 46%, así lo sugiere un nuevo estudio

Un nuevo estudio sugiere que las personas que tienden a acostarse tarde, también conocidas como noctámbulas, tienen casi un 50% más de probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2 en comparación con aquellos que se van a la cama más temprano. Este hallazgo forma parte de la discusión en curso sobre si es mejor ser un ave nocturna o madrugadora, y parece inclinar la balanza a favor de los que prefieren dormir temprano.

¿Qué significa tener un cronotipo nocturno?

Las personas noctámbulas presentan un “cronotipo tardío,” lo que implica que prefieren acostarse y despertarse más tarde que la mayoría. Este comportamiento ha sido vinculado a hábitos poco saludables, como el consumo de tabaco y una dieta desequilibrada, lo que aumenta el riesgo de obesidad y, como consecuencia, de diabetes tipo 2. La diabetes tipo 2 es una enfermedad metabólica crónica caracterizada por la resistencia a la insulina, lo que afecta la capacidad del cuerpo para regular los niveles de glucosa en la sangre.

Sin embargo, según Jeroen van der Velde, investigador del Centro Médico Universitario de Leiden en los Países Bajos, el estilo de vida no puede explicar completamente esta relación. Su equipo de investigación estudió la asociación entre los hábitos de sueño, la distribución de grasa corporal y el riesgo de diabetes en más de 5,000 personas que participaron en el Estudio de Epidemiología de la Obesidad en los Países Bajos. Los voluntarios, la mayoría de ellos en la mitad de sus cincuentas, compartieron sus horarios de sueño habituales.

Durante casi siete años de seguimiento, 225 participantes fueron diagnosticados con diabetes tipo 2. Tras ajustar los resultados por factores como la edad, el sexo, la educación y el estilo de vida, los investigadores determinaron que aquellos con un cronotipo tardío tenían un riesgo de diabetes 46% mayor que aquellos con cronotipos intermedios. Sorprendentemente, las personas madrugadoras no mostraron un riesgo significativamente menor, aunque sí tendían a tener un perfil metabólico más saludable.

Además, los noctámbulos presentaron un índice de masa corporal (IMC) más alto, mayor circunferencia de cintura y niveles más elevados de grasa visceral y hepática, lo que puede contribuir a una mayor predisposición a trastornos metabólicos.

¿Cómo afecta el reloj biológico?

Una posible explicación, según van der Velde, es que el reloj biológico de las personas con cronotipo tardío está desincronizado con los horarios laborales y sociales, lo que provoca una desalineación circadiana. Esta desalineación puede desencadenar alteraciones metabólicas que, con el tiempo, conducen a la diabetes tipo 2. Aunque el estilo de vida es un factor importante, este desajuste del reloj biológico parece jugar un papel clave.

A pesar de los riesgos, el estudio sugiere que hacer cambios en el estilo de vida, como ajustar los horarios de las comidas, podría mejorar la salud metabólica de los noctámbulos. Van der Velde sugiere que dejar de comer a una hora temprana, como las 6 p.m., podría ayudar a mejorar la digestión y el metabolismo. Aunque aún no hay suficiente evidencia para establecer recomendaciones definitivas, el equipo espera poder proporcionar consejos más específicos sobre la sincronización de los hábitos de vida en el futuro.

Este estudio se presentó en la reunión anual de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes, y sigue otras investigaciones que indican que ser noctámbulo puede ser beneficioso para la función cognitiva, pero perjudicial para la salud mental.

Consecuencias del mal sueño

El Dr. Mitchell Roslin, especialista en cirugía bariátrica y metabólica, explicó que los malos hábitos de sueño incrementan la liberación de hormonas del estrés, como el cortisol, lo que a su vez eleva los niveles de glucosa y fomenta el aumento de peso. El aumento de peso, a su vez, incrementa el riesgo de apnea del sueño y resistencia a la insulina, creando un círculo vicioso que puede conducir a la diabetes tipo 2.

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Si bien el cronotipo es en parte biológico, pequeños ajustes en el estilo de vida pueden ser la clave para mitigar el riesgo de desarrollar enfermedades metabólicas graves.

Con información de New York Post.

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