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Angola casi perdió su animal nacional debido a la caza furtiva, así lo rescataron

El antílope sable gigante, endémico de Angola y en peligro crítico de extinción, ha sido rescatado gracias a esfuerzos de conservación liderados por el biólogo Pedro Vaz Pinto.

ANGOLA.- El antílope sable gigante, con sus majestuosos cuernos y su imponente físico, es una especie única y rara de observar, endémica de Angola, en el suroeste de África. Sin embargo, esta especie se encuentra en peligro crítico de extinción, con una población que apenas llega a unos cientos de ejemplares. A pesar de la gravedad de su situación, la historia del antílope sable gigante es también un ejemplo de éxito en la conservación, logrando recuperar a un animal que estuvo al borde de desaparecer.

El sable gigante fue descubierto a inicios del siglo XX y se convirtió en el símbolo nacional de Angola. Sin embargo, la caza furtiva, impulsada por la demanda de sus impresionantes cuernos, amenazó rápidamente su supervivencia. En 1975, la independencia de Angola y la posterior guerra civil que duró 27 años devastaron la fauna del país, y el sable gigante no fue la excepción. La pérdida de hábitat y la falta de medidas de conservación empeoraron su situación.

La búsqueda del antílope perdido

Tras el fin de la guerra en 2002, surgió una gran incógnita: ¿había sobrevivido el sable gigante a este conflicto? El biólogo angoleño Pedro Vaz Pinto se dedicó a resolver esta pregunta. En 2003, lideró una pequeña expedición a través del Parque Nacional Cangandala, donde se reportaron algunos avistamientos de la especie. Después de un año de investigaciones, las cámaras de su equipo confirmaron que una pequeña población de antílopes sobrevivía, aunque todos eran hembras.

Ante la inminente extinción de la especie, Vaz Pinto comprendió que necesitaban encontrar un macho para garantizar la reproducción y supervivencia del sable gigante. En 2009, se organizó una nueva expedición, esta vez en la Reserva Natural Integral de Luando. Allí, utilizando muestras de ADN extraídas de excrementos, identificaron la presencia de al menos un macho, al que lograron localizar y transportar a Cangandala para repoblar la especie.

El desafío de la conservación

Actualmente, gracias a los esfuerzos de conservación, la población de sables gigantes en el santuario de Cangandala ha alcanzado los 100 individuos. Sin embargo, el peligro de la caza furtiva persiste, especialmente en las áreas silvestres como Luando, donde se monitorean los grupos de antílopes a través de collares GPS y drones para brindarles protección. Antes de la guerra civil, se estimaba que la población total de sables gigantes rondaba entre los 2,000 y 2,500 ejemplares, y aunque los esfuerzos han sido exitosos, recuperar esos números llevará tiempo.

Pedro Vaz Pinto, orgulloso de haber salvado a la especie de la extinción, mantiene una actitud optimista pero cautelosa. Reconoce que aunque se han logrado importantes avances, la situación sigue siendo frágil. “Si dejamos de hacer algo, todo puede desmoronarse”, advierte, subrayando la importancia de continuar con las medidas de conservación.

Educación y sensibilización

Vaz Pinto, también director de la Fundación Kissama, destaca el papel crucial que juega la educación ambiental en la preservación no solo del sable gigante, sino de todas las especies. Su colega Vladimir Russo explica que la fundación trabaja con las comunidades locales y diversas instituciones, organizando talleres y produciendo materiales educativos para crear conciencia sobre la importancia de la fauna.

El equipo de la Fundación Kissama cree firmemente que brindar a las personas la oportunidad de ver al sable gigante de cerca tiene un profundo impacto en su actitud hacia la conservación. “Es una experiencia muy poderosa y veo cómo las personas cambian después de eso”, comenta Vaz Pinto, convencido de que este tipo de contacto directo es clave para el éxito de los esfuerzos ambientales.

Un futuro incierto pero prometedor

A pesar de los avances, queda mucho por hacer para asegurar un futuro estable para el antílope sable gigante. Vaz Pinto señala que será necesario continuar con la gestión adecuada, asegurar el financiamiento y proporcionar capacitación para garantizar la recuperación total de la especie.

Es una montaña rusa, con muchos contratiempos, pero también con muchos logros, afirma con esperanza.

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El proyecto de conservación del sable gigante en Angola no solo ha sido un éxito en la protección de una especie en peligro, sino que también podría servir como modelo para la preservación de otras especies en el país. La historia del sable gigante demuestra que, con compromiso y esfuerzo, es posible revertir los efectos negativos de la intervención humana en la naturaleza.

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