¿Cuál será la consecuencia del plástico en los océanos?
Su acumulación en los océanos es un grave problema, ya que no se degrada y forma microplásticos que afectan a la vida marina y a la salud humana.
CIUDAD DE MÉXICO.- El plástico, aunque su uso masivo comenzó después de la Segunda Guerra Mundial, se ha convertido en un elemento omnipresente en nuestras vidas. Su producción global alcanza los 299 millones de toneladas anuales, lo que equivale a 42 kilos por persona en el mundo. Hoy en día, vivir sin plástico sería un reto considerable, pero más aún lo es gestionar sus desechos, que se han esparcido por todos los rincones del planeta.
El problema no solo radica en la cantidad de plástico producido, sino en su incapacidad para descomponerse de manera natural. Cada año, toneladas de residuos plásticos llegan a los océanos, donde se fragmentan en partículas diminutas llamadas microplásticos, que no son biodegradables. Investigaciones como las de la científica Miriam Goldstein, de la Universidad de California, destacan que aún se desconoce el verdadero impacto ambiental de estas partículas.
Los giros oceánicos y la creación de la “plastisfera”
En los océanos existen zonas denominadas giros oceánicos, donde las corrientes concentran grandes cantidades de residuos plásticos. Estas áreas, como señala el microbiólogo Tracy Mincer, han dado lugar a un nuevo hábitat que él denomina la “plastisfera”. Se trata de un microcosmos donde organismos microscópicos, como bacterias y algas, colonizan los fragmentos de plástico flotante, creando un ecosistema que no existía hace 40 años.
Mincer y otros investigadores han documentado la existencia de cientos de especies en estos fragmentos de plástico, una situación que está alterando los ecosistemas marinos tradicionales. Sin embargo, la investigación sobre estos microhábitats es aún incipiente y se necesita más información para comprender el impacto total que tiene en la vida marina y la salud de los océanos.
Los microplásticos: el verdadero desafío
Aunque las grandes acumulaciones de plástico flotante son llamativas, los microplásticos son una amenaza aún mayor debido a su pequeño tamaño y abundancia. Estos fragmentos, de menos de 50 mm, no solo transportan microorganismos, sino que también son ingeridos por especies marinas, entrando en la cadena alimentaria. Estudios recientes sugieren que muchas especies de peces ingieren entre 12,000 y 24,000 toneladas de plástico al año, lo que podría tener serias consecuencias para la salud animal y humana.
Los científicos también advierten sobre los peligros adicionales que representan los contaminantes y metales pesados que se adhieren a los microplásticos. Estos compuestos pueden acumularse en los tejidos de los animales, lo que significa que eventualmente llegan a los humanos cuando consumimos productos del mar.
¿Puede la naturaleza ayudarnos a combatir el plástico?
A pesar del enorme problema que representa la contaminación por plásticos, algunos científicos, como Mark Osborn, sugieren que los microorganismos que habitan en la plastisfera podrían ofrecer una solución. Algunas bacterias han demostrado ser capaces de descomponer plásticos y aprovechar los hidrocarburos que los componen, lo que podría abrir la puerta a nuevas formas de mitigar esta contaminación.
Sin embargo, aunque esta es una posibilidad prometedora, la investigación está en sus primeras etapas. Los expertos advierten que aún es necesario estudiar más a fondo estas especies para entender cómo podríamos aprovechar sus habilidades sin generar consecuencias negativas adicionales.
El futuro de los mares: ¿qué podemos esperar?
Las estimaciones actuales indican que casi 5 millones de toneladas de plástico llegan al océano cada año, y se proyecta que en 2025 esta cifra ascenderá a 155 millones de toneladas. Esto sugiere que la situación solo empeorará si no se toman medidas drásticas para reducir la producción de plásticos y mejorar la gestión de residuos.
Eliminar el plástico de los océanos no será suficiente si no se frena el vertido continuo de residuos. Mientras tanto, los investigadores como Melissa Duhaime, de la Universidad de Míchigan, estudian cómo estos microplásticos están afectando también los sistemas de agua dulce, como los Grandes Lagos, lo que podría tener implicaciones directas para la salud humana.
La necesidad de acción global
El problema del plástico es complejo y requiere la cooperación global para ser abordado de manera efectiva. Desde mejorar la gestión de residuos hasta desarrollar alternativas al plástico, las soluciones deben ser amplias y coordinadas. Si bien la investigación en la plastisfera y en los microorganismos que pueden degradar el plástico es prometedora, es vital no depender exclusivamente de la naturaleza para resolver un problema causado por el ser humano.
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