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La historia de Lady Jane Grey, reina de Inglaterra por nueve días y decapitada a los 17 años

Jane fue condenada a muerte por traición y el 12 de febrero de 1554, a los 17 años, fue decapitada tras la ejecución de su esposo.

La historia de Lady Jane Grey, reina de Inglaterra por nueve días y decapitada a los 17 años

La historia de Lady Jane Grey, conocida como la “reina de nueve días”, está marcada por una mezcla de tragedia y ambición desmedida. Aunque su breve reinado ha sido dramatizado y adaptado a la ficción, como en la serie My Lady Jane, la realidad de su ascenso y caída es un relato lleno de intriga, política y traiciones. Nacida en 1537, Jane fue cuarta en la línea de sucesión al trono inglés al nacer, sin imaginar que llegaría a ser proclamada reina a los 16 años, solo para perder la vida poco después. Esta es la historia de cómo una adolescente se convirtió en reina de Inglaterra por poco más de una semana.

El conflicto de la sucesión

Cuando el famoso rey Enrique VIII falleció en 1547, su hijo de apenas 9 años, Eduardo VI, asumió el trono. Bajo su reinado, una junta de regentes gobernaba en su lugar hasta que alcanzara la mayoría de edad. Jane Grey, prima de Eduardo y sobrina de Enrique, se encontraba en la tercera posición en la línea de sucesión, justo detrás de las hermanas de Eduardo, María y Isabel. La salud del joven rey siempre fue frágil, lo que generó disputas en la corte sobre quién influenciaría más al monarca. Uno de los principales jugadores en esta lucha por el poder fue John Dudley, duque de Northumberland, quien no solo se convirtió en el consejero más influyente del rey, sino que también tenía un plan ambicioso: casar a su hijo con Jane y asegurar su control sobre el trono.

Jane Grey era una joven excepcionalmente educada para su época. Hablaba varios idiomas, era devota y destacaba tanto en estudios académicos como en habilidades domésticas. A pesar de su inteligencia y carisma, su vida estuvo marcada por las expectativas familiares y las obligaciones nobiliarias. A los 16 años, fue obligada a casarse con Guildford Dudley, el hijo del duque de Northumberland. Las crónicas históricas sugieren que Jane no estaba de acuerdo con este matrimonio, y se dice que incluso fue golpeada por su padre hasta aceptar la unión.

Mientras tanto, el rey Eduardo VI enfermaba gravemente, y el duque de Northumberland aprovechó el miedo de la corte a que María, la hermana católica de Eduardo, accediera al trono y destruyera la Iglesia Anglicana. Bajo esa excusa, convenció al joven rey de modificar la línea de sucesión, excluyendo a sus hermanas y colocando a Jane como su heredera. Así, el 6 de julio de 1553, cuando Eduardo murió, Jane fue coronada reina.

Los nueve días de reinado

El ascenso al trono tomó por sorpresa a la propia Jane, quien no estaba al tanto de las maquinaciones políticas que la llevaron a convertirse en reina. En lugar de recibir la noticia con entusiasmo, ella expresó su consternación y rechazo inicial. Relatos de la época describen cómo fue trasladada en una barcaza real al Torre de Londres, donde se prepararía para su coronación. Sin embargo, los informes señalan que no hubo júbilo entre la multitud, y la frase “¡Viva la reina!” nunca se escuchó.

El breve reinado de Jane estuvo marcado por su reticencia a ejercer el poder, y su negativa a coronar a su esposo como rey consorte sin la aprobación del Parlamento exacerbó las tensiones con el duque de Northumberland. La situación empeoró cuando María, hermana de Eduardo, envió un ejército para tomar el trono, con el respaldo de muchos en la corte y en Londres. El 19 de julio, solo nueve días después de haber sido proclamada reina, Jane fue forzada a abdicar.

El trágico final

Aunque Jane accedió rápidamente a abandonar el trono, su destino ya estaba sellado. María fue proclamada reina y Jane, junto con su esposo y su suegro, fueron encarcelados en la Torre de Londres. A pesar de las súplicas de Jane a María, en las que alegaba haber sido manipulada por su familia, su destino no mejoró. El duque de Northumberland fue ejecutado, y Jane permaneció en prisión.

María mostró inicialmente clemencia hacia Jane, pero cuando el padre de la joven participó en una rebelión en su contra, la paciencia de la nueva reina se agotó. Jane fue condenada a muerte por traición. El 12 de febrero de 1554, tras la ejecución de su esposo, Jane fue llevada al cadalso. Con solo 17 años, fue decapitada en una ejecución pública. Antes de morir, se dirigió a la multitud y confesó su culpa, recitando una oración y pidiendo al verdugo que fuera rápido.

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El destino de Lady Jane Grey ha perdurado a lo largo de los siglos como un símbolo de la crueldad de las luchas de poder en la monarquía inglesa. Su breve reinado, motivado por las ambiciones de quienes la rodeaban, acabó en una tragedia inevitable.

Con información de Natgeo.

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