Los migrantes que sostienen la economía de Alaska

En Cordova, un pequeño y aislado pueblo pesquero en el Golfo de Alaska, la economía local depende en gran medida de los migrantes, especialmente de los mexicanos. Esta localidad, ubicada en uno de los estados más fríos de Estados Unidos, cobra vida durante la temporada de pesca de verano, cuando trabajadores extranjeros llegan para procesar las capturas de salmón y bacalao.

Una de las voces que resalta la importancia de los mexicanos en esta industria es Rich Wheeler, dueño de la planta procesadora North 60 Seafoods. Según Wheeler, su negocio no podría existir sin los migrantes que, año tras año, acuden a Alaska en busca de trabajo.

Sinceramente, si no fuera por los mexicanos, mi negocio no existiría”, afirma.

La labor en Cordova es intensa y de largas jornadas. Edgar Vega García, uno de los trabajadores, comparte que en solo cuatro meses puede ganar hasta 27.000 dólares, un salario que le permite mantener a su familia el resto del año en Mexicali, México. La diferencia de ingresos entre ambos países, según la OCDE, demuestra que este tipo de empleo ofrece oportunidades económicas significativas para los migrantes.

Además de los mexicanos, Cordova recibe trabajadores de diversas nacionalidades, como filipinos, ucranianos y peruanos. Según datos de la Universidad de Alaska-Fairbanks, más del 80% de los trabajadores en la industria pesquera del estado son extranjeros.

El alcalde de Cordova, David Allison, también reconoce la importancia de los migrantes, afirmando que sin ellos, la ciudad, que depende en un 50% de la pesca, sería probablemente una “ciudad fantasma”.

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Esta historia refleja la profunda conexión entre los migrantes y la economía de Alaska, un estado donde la mano de obra extranjera es crucial para el desarrollo de la industria pesquera. La BBC ha documentado cómo estos trabajadores enfrentan las duras condiciones climáticas y de trabajo para asegurar un futuro mejor para sus familias.