¿Cómo saber si tienes mente de mono o cerebro de vaca, según la psicología?
El psicólogo Rubén Casado describe este estado con dos conceptos: la mente de mono, que anticipa catástrofes, y el cerebro de vaca, que da vueltas a los pensamientos.
CIUDAD DE MÉXICO.- La ansiedad es una respuesta natural del cuerpo ante el peligro, pero cuando esta sensación se activa de forma constante en situaciones que no representan una amenaza real, puede convertirse en un trastorno. El cerebro humano, con su gran complejidad, responde de diferentes maneras ante los estímulos, lo que puede llevar a muchas personas a experimentar estados de angustia y ansiedad. Este tipo de reacciones, aunque normales en ciertos contextos, pueden afectar profundamente la calidad de vida cuando se vuelven persistentes.
De acuerdo con la Universidad de Barcelona, la ansiedad es una reacción saludable y necesaria ante amenazas, pero se convierte en un problema cuando interfiere con la vida diaria. La ansiedad crónica puede manifestarse en situaciones que no representan un peligro evidente, lo que afecta la capacidad de las personas para desenvolverse en su entorno cotidiano. La Universidad Nacional de Rosario advierte que, en estos casos, es fundamental buscar ayuda profesional para evitar que la ansiedad cause un malestar excesivo o prolongado.
Cuando la ansiedad interrumpe de manera recurrente el bienestar emocional o físico de una persona, los expertos señalan la necesidad de actuar con prontitud. En muchos casos, la ansiedad genera una sensación constante de incomodidad que puede tener consecuencias graves si no se aborda adecuadamente.
La mente de mono y el cerebro de vaca
El psicólogo Rubén Casado ofrece una explicación interesante sobre cómo la ansiedad afecta la mente. Describe el fenómeno utilizando dos conceptos: la mente de mono y el cerebro de vaca. El primero se refiere a la tendencia de las personas a anticipar situaciones de peligro o catástrofe, lo que provoca una constante preocupación. Por otro lado, el “cerebro de vaca” alude a la tendencia de darle demasiadas vueltas a los pensamientos, sin poder avanzar hacia una solución.
Casado explica que estos dos mecanismos, cuando actúan juntos, pueden mantener a una persona en un estado de alerta constante, generando un “ruido mental” que es difícil de ignorar. Este ruido interno afecta tanto el estado emocional como el físico de quienes lo padecen, manteniéndolos en tensión y afectando su bienestar general. Según Casado, es importante aprender a identificar y dialogar con esos pensamientos para reducir su impacto.
El psicólogo subraya que, para controlar estos procesos, es esencial cuidar la salud mental y física. El bienestar emocional no solo depende del manejo de la ansiedad, sino también de la adopción de hábitos saludables que colaboren en la regulación de los pensamientos.
La importancia de la actividad física y la alimentación
Para reducir los efectos negativos de la ansiedad, Casado recomienda prestar atención a dos aspectos clave: la actividad física y la alimentación. Según el psicólogo, caminar entre 40 y 45 minutos al día puede ayudar significativamente a reducir los niveles de ansiedad, ya que el ejercicio favorece la liberación de neurotransmisores que mejoran el estado de ánimo.
Además, señala la importancia de llevar una dieta balanceada que incluya vitaminas A, C, D, del grupo B, y ácido fólico, nutrientes que contribuyen a la producción de neurotransmisores y al control emocional. Estas recomendaciones no solo buscan mejorar la salud física, sino también crear un equilibrio mental que permita a las personas lidiar mejor con los desafíos diarios.
En conclusión, la ansiedad es una condición que puede tener efectos profundos en la vida de las personas si no se maneja adecuadamente. Sin embargo, con la ayuda profesional adecuada y la adopción de hábitos saludables, es posible mantener bajo control los pensamientos que provocan angustia, mejorando así la calidad de vida.