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Una obra de luces y sombras, “Le Philosophe en Contemplation” de Rembrandt en el Museo Louvre

El Barroco es un estilo que, entre muchas cosas, se distingue por el fuerte contraste de luces y sombras.

Una obra de luces y sombras, “Le Philosophe en Contemplation” de Rembrandt en el Museo Louvre

“Filósofo en contemplación”, también conocido como Le Philosophe en contemplation, es una obra emblemática del Barroco que se encuentra en el Museo del Louvre en París. Este óleo, de modestas dimensiones (28 x 34 cm), muestra el dominio del claroscuro por parte de uno de los grandes maestros holandeses: Rembrandt van Rijn. En esta pintura, la interacción entre luces y sombras se convierte en un lenguaje propio, envolviendo la escena en un aire de misterio.

El Barroco es un estilo que, entre muchas cosas, se distingue por el fuerte contraste de luces y sombras. Rembrandt, con su manejo magistral del claroscuro, supo transmitir la profundidad emocional de sus escenas a través de este juego de contrastes. En la Holanda del siglo XVII, los artistas empezaron a explorar nuevos géneros alejados de los temas religiosos predominantes en la Escuela Flamenca. Tras la reforma protestante y la independencia de España, surgió una burguesía en ascenso que influyó en el arte de la época, impulsando el desarrollo de nuevos temas como los paisajes, los bodegones y los retratos.

Rembrandt van Rijn
Países Bajos, 1606–1669

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En Filósofo en contemplación, observamos un interior tranquilo donde destaca una escalera de caracol, un elemento arquitectónico que ya de por sí evoca cierta complejidad. Junto a una ventana, símbolo recurrente en la pintura holandesa, se encuentra un anciano. Según el título, se supone que es un filósofo, aunque este título no fue dado por el propio Rembrandt. Quizás se lo llame así por su actitud meditativa o reflexiva, aunque algunos podrían decir que el anciano simplemente está durmiendo. ¿Y acaso la reflexión no tiene algo de ensueño?

A la derecha, una mujer mayor, que podríamos suponer es la esposa del anciano, aviva el fuego en la chimenea, aportando un toque de calidez a la escena. Algunos espectadores afirman que hay una tercera figura en la escalera, pero su presencia es tan difusa que solo se puede intuir debido al estado actual de la pintura. Este detalle aumenta la atmósfera enigmática de la obra, invitando al espectador a analizarla con detenimiento.

Interpretaciones variadas

Como sucede con muchas de las obras de Rembrandt, Filósofo en contemplación ha generado una variedad de interpretaciones. Algunos creen que se trata de una escena bíblica, otros lo ven como un filósofo o incluso un alquimista, mientras que hay quienes piensan que la pintura podría representar la mente humana, con sus capas de conciencia y subconsciente. Para otros, el cuadro encierra un mensaje esotérico, lo que ha atraído la atención de aquellos interesados en el ocultismo.

Además de su misterio, esta obra parece haber dejado su huella en otro gran artista holandés: M.C. Escher. Se dice que las escaleras, un motivo clave en la obra de Escher, podrían haber sido influenciadas por la intrincada escalera de caracol que aparece en esta pintura de Rembrandt. Escher, después de una experiencia sobrecogedora tras visitar la Alhambra en España, desarrolló un interés particular en las escaleras y los espacios complejos, lo que sugiere un vínculo visual entre ambos artistas, separados por siglos.

Cada espectador puede encontrar en ella una interpretación diferente, y esa es, sin duda, una de las razones por las que sigue cautivando a quienes la contemplan en el Louvre.

Con información de HA!

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