La controvertida performance de Rudolf Schwarzkogler en la Clínica de Arte
En la Viena de los años 60, un grupo de artistas conocido como el Accionismo Vienés (Wiener Aktionismus) revolucionó el arte contemporáneo.
En la Viena de los años 60, un grupo de artistas conocido como el Accionismo Vienés (Wiener Aktionismus) revolucionó el arte contemporáneo, apostando por performances extremas que llevaban al límite los conceptos de violencia, sexualidad y autodestrucción. Entre sus figuras más provocadoras, destaca Rudolf Schwarzkogler, un artista que exploró el dolor y la mutilación en performances tan intensas que resultaban impactantes para cualquier espectador. Su trabajo, que evitaba el lienzo y la pintura tradicional, empujaba los límites del cuerpo y la mente, ofreciendo una experiencia visual y emocional desafiante.
La radicalidad de Schwarzkogler
Schwarzkogler desarrolló una serie de “Aktionen” —acciones o performances— que sumergían al espectador en una atmósfera clínica y perturbadora, una especie de “clínica del malestar”, como muchos críticos la describen. En sus performances, el artista se vendaba hasta parecer una momia y simulaba heridas con cuchillas, jeringas y otros objetos punzocortantes, creando una escena de dolor y enfermedad.
La acción era inmortalizada por la cámara de Heinz Cibulka, quien capturaba las perturbadoras puestas en escena de Schwarzkogler.
A diferencia de otros miembros del Accionismo Vienés, quienes buscaban generar reacciones del público y en ocasiones incluso involucrar a los espectadores en sus performances, Schwarzkogler prefería actuar en solitario, lejos de las miradas directas. Solo la cámara capturaba cada detalle, como testigo único de sus representaciones extremas.
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Acción 6: Un escenario de autocastración simbólica
Su obra Acción 6 (o 6th Action), realizada en el Art Gallery of NSW en Sydney, Australia, representa uno de los momentos más polémicos de su carrera. En esta performance, Schwarzkogler aparece vendado y rodeado de cables, elementos que evocan una inquietante atmósfera médica. Se incorpora un pollo muerto en la escena, el cual cuelga entre sus piernas y, en una serie de actos simbólicos, lo muerde, extrae sangre por una sonda y finalmente lo corta en dos, representando la autocastración de manera cruda. Algunos incluso sostienen que el artista llevó esta representación simbólica a la realidad.
El trágico final de una vida de performance
Con apenas 29 años, Schwarzkogler falleció tras caer —o posiblemente lanzarse— desde la ventana de su apartamento. Su muerte, rodeada de misterio, dejó abiertas muchas interrogantes sobre si este último acto fue una trágica culminación de sus exploraciones artísticas o, de alguna manera, su “última performance”. En cualquier caso, su obra sigue siendo objeto de controversia y reflexión en el mundo del arte, señalando los límites y los extremos que algunos artistas están dispuestos a explorar en nombre de la expresión.
Con información de HA!
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