Edición México
Suscríbete
Ed. México

El Imparcial / Lo Curioso / Arte

La vendedora de camarones: El retrato espontáneo que capturó la esencia de una época

El estilo de la pintura rompe con los estándares de la época. Los retratos femeninos del siglo XVIII rara vez mostraban a las mujeres sonriendo, y mucho menos con tanta naturalidad que sus dientes fueran visibles.

La vendedora de camarones: El retrato espontáneo que capturó la esencia de una época

En la National Gallery de Londres, se encuentra una obra que destaca por su autenticidad y frescura: The Shrimp Girl o La Vendedora de Camarones, un retrato de William Hogarth. Este óleo sobre lienzo de 63,5 × 52,5 cm, aunque concebido como un boceto, tiene la fuerza y singularidad de una obra terminada. Hogarth plasmó en él a una de las vendedoras ambulantes de mariscos de Londres, mujeres que por lo general eran esposas o hijas de pescadores. La figura de esta joven sonriente, con una cesta de camarones sobre la cabeza, refleja la vitalidad y espontaneidad de su oficio.

El estilo de la pintura rompe con los estándares de la época. Los retratos femeninos del siglo XVIII rara vez mostraban a las mujeres sonriendo, y mucho menos con tanta naturalidad que sus dientes fueran visibles. Sin embargo, Hogarth capturó este momento con pinceladas rápidas y ásperas, sin mezclar, en una técnica que resulta “descuidada” para los cánones de la época. El artista trabajó con menos capas de pintura y una aplicación casi impulsiva, como si fregara el lienzo. Este estilo da al retrato una frescura y autenticidad que es difícil de encontrar en retratos más elaborados y formales de la misma época.

William Hogarth
Reino Unido, 1697–1764

Te puede interesar: La poderosa mujer murciélago de Pénot

Curiosamente, Hogarth no era conocido por este tipo de bocetos inmediatos. Sin embargo, La Vendedora de Camarones se volvió tan especial para él que la mantuvo en su estudio durante los últimos veinte años de su vida, sin añadirle una sola pincelada. En este retrato, el artista pareció alcanzar una claridad absoluta sobre cuándo su obra estaba completa. Con su enfoque crudo y auténtico, Hogarth inmortalizó a esta joven vendedora en un momento de alegría y sencillez, dejando un testimonio de la vida cotidiana de Londres que aún resuena en nuestros días.

Con información de HA!

Sigue nuestro canal de WhatsApp

Recibe las noticias más importantes del día. Da click aquí

Temas relacionados