¿Cómo criar niños compasivos?, esto dice la Universidad de Harvard
Aunque el 96% de los padres asegura fomentar la empatía, solo el 19% de los niños ve la amabilidad como prioridad en casa.
CIUDAD DE MÉXICO.- Un reciente estudio de la Universidad de Harvard ha puesto en evidencia la importancia de la compasión y la empatía en la educación de los niños, revelando, además, una preocupante desconexión entre los valores que los padres creen estar inculcando y la percepción que tienen los menores. Según la investigación, aunque el 96% de los adultos asegura fomentar la empatía y el respeto en sus hijos, solo el 19% de los niños percibe la amabilidad como un valor prioritario en su entorno familiar. Este contraste sugiere que, en muchos casos, las intenciones de los padres no se reflejan claramente en los mensajes que los pequeños reciben.
El informe de Harvard sugiere que esta brecha en la percepción se debe, en parte, a mensajes contradictorios que reciben los niños. Mientras que los padres tienden a valorar el éxito personal y la superación, suelen relegar la importancia de la solidaridad y la empatía. Esto puede generar un ambiente competitivo que afecta negativamente el desarrollo de valores éticos y de compasión. La universidad propone que esta tendencia se puede revertir mediante estrategias prácticas que los padres pueden adoptar para fortalecer la educación moral de sus hijos.
Estrategias para fomentar la compasión
Uno de los enfoques sugeridos por Harvard es practicar la empatía en la vida cotidiana, lo cual se puede lograr involucrando a los niños en actividades que promuevan la colaboración y la ayuda mutua. Por ejemplo, se recomienda que los pequeños participen en tareas domésticas o colaboren en proyectos con sus amigos, de modo que la solidaridad se convierta en un hábito natural y constante. Este tipo de actividades ayudan a que la empatía no solo sea un valor en teoría, sino algo que los niños aplican en su día a día.
Otra estrategia importante es la gestión de emociones destructivas, como la ira o los celos, que pueden dificultar la convivencia y la armonía. Enseñar a los niños a identificar estas emociones y canalizarlas de manera constructiva fomenta un ambiente más respetuoso y les permite actuar con mayor consideración hacia los demás. Este tipo de educación emocional es clave para que los menores desarrollen una convivencia basada en el respeto y la comprensión.
La importancia del ejemplo y la perspectiva
Además, el desarrollo de la perspectiva es fundamental para fomentar la comprensión de las emociones ajenas y promover una visión más amplia en la toma de decisiones. Enseñar a los niños a “acercarse y alejarse” de una situación les permite entender mejor lo que sienten los demás, además de ayudarlos a evaluar cada contexto desde un punto de vista más objetivo y equilibrado.
Finalmente, Harvard recalca la importancia de que los padres se conviertan en modelos morales auténticos para sus hijos. Al actuar con integridad y coherencia, y ser capaces de reconocer sus propios errores, los adultos transmiten una enseñanza ética poderosa. Los niños observan y aprenden de estos ejemplos, interiorizando valores como la honestidad y la responsabilidad.
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Una educación más solidaria
Al adoptar estas prácticas, los padres pueden crear un ambiente familiar más solidario y empático, ayudando a sus hijos a desarrollar una base ética sólida que les permita entender y respetar a los demás. En un mundo cada vez más competitivo, estas enseñanzas son fundamentales para fomentar una sociedad más compasiva y equilibrada.