Se resuelve el misterio de una estrella que apareció en el cielo en 1181: 843 años después
CIUDAD DE MÉXICO.- En el año 1181, los astrónomos chinos y japoneses fueron testigos de un fenómeno celeste inusual: una luz brillante en el cielo nocturno que permaneció visible durante seis meses. Esta extraña estrella desapareció sin dejar rastro, lo que dejó a los científicos con una interrogante que perduró por siglos. A pesar de los esfuerzos por comprender su origen, la falta de evidencia clara hizo que fuera imposible confirmar de manera definitiva qué había ocurrido.
Sin embargo, en octubre de 2024, un estudio titulado “Expansion properties of the young supernova type Iax remnant Pa 30 revealed” ha arrojado nueva luz sobre este enigma. El análisis sugiere que el remanente Pa 30 podría ser el resultado de una supernova fallida ocurrida en 1181. Este remanente, una estrella conocida como la “Estrella de Parker”, se ha identificado como el núcleo sobreviviente de la explosión estelar, una revelación que podría resolver el misterio de aquel fenómeno celeste observado hace más de 800 años.
La estrella de Parker y su extraña supervivencia
En el centro de Pa 30, una nebulosa con forma de diente de león, se encuentra la Estrella de Parker, una enana blanca que desafía las expectativas sobre la muerte de las estrellas. Este tipo de estrellas debería haber explotado y dispersado sus restos en el espacio tras agotar su combustible nuclear. Sin embargo, en el caso de la Estrella de Parker, la explosión no fue total, permitiendo que el núcleo sobreviviera parcialmente. Esta anomalía ha desconcertado a los astrónomos, que ahora se enfrentan a un fenómeno sumamente raro: una estrella “zombi”, que sigue viva a pesar de lo que debería haber sido su final.
El estudio reciente indica que Pa 30 es el remanente de una supernova de tipo Iax, un subtipo raro de supernova que, a diferencia de otras explosiones estelares más destructivas, permite que la enana blanca central sobreviva a la explosión. Los vientos rápidos de partículas que la estrella emite y las extrañas características de los filamentos que rodean el remanente confirman que este es el mismo fenómeno que fue observado por los astrónomos medievales en 1181.
Explorando la morfología y expansión del remanente
Una parte importante del estudio de Pa 30 ha sido el análisis de la morfología de sus filamentos. Estos se distribuyen en patrones radiales alrededor de la estrella central, lo que sugiere una expansión peculiar de los materiales expulsados por la explosión. Utilizando el instrumento KCWI del telescopio Keck II, los astrónomos pudieron estudiar la estructura tridimensional de estos filamentos y las velocidades a las que se desplazan, observando que se expanden de manera uniforme, sin desaceleración significativa.
Además, en el centro de Pa 30 se ha identificado una cavidad, donde los filamentos forman un anillo brillante en el espectro infrarrojo. Este anillo es el resultado de un choque inverso, que ocurre cuando los materiales expulsados por la supernova impactan el medio circundante, liberando grandes cantidades de energía y elevando la temperatura de los materiales a niveles extremos. Estas observaciones brindan una comprensión más profunda sobre la naturaleza del remanente y la explosión que lo originó.
Un estudio que resuelve un misterio antiguo
El análisis de los filamentos en Pa 30 también reveló ciertas asimetrías, lo que sugiere que la explosión que dio origen a este remanente no fue completamente simétrica. Los astrónomos notaron una mayor concentración de filamentos desplazados hacia el rojo, lo que indica que estos se encuentran más alejados de la estrella central, mientras que los filamentos cercanos a la estrella presentan una menor intensidad. Esto refuerza la teoría de que la explosión no fue uniforme, lo que es característico de las supernovas de tipo Iax.
A partir de estos descubrimientos, el estudio concluye que Pa 30 es el remanente de la supernova observada en 1181. La coincidencia en la ubicación, la edad de la estrella y las características de los filamentos ofrecen evidencia sólida para confirmar esta teoría. De esta manera, el misterio que fascinó a los astrónomos durante siglos parece finalmente haber sido resuelto.
Implicaciones y el futuro de la investigación astronómica
Este descubrimiento no solo resuelve una antigua incógnita sobre la supernova de 1181, sino que también abre nuevas puertas para entender las supernovas de tipo Iax y sus remanentes. La peculiar supervivencia de la Estrella de Parker desafía lo que se sabía sobre las enanas blancas y sus explosiones, lo que podría tener implicaciones importantes para el estudio de la evolución estelar y los eventos cósmicos extremos.
Con las observaciones actuales y las tecnologías avanzadas, los astrónomos continúan desentrañando los secretos del universo. A medida que se realicen más estudios sobre remanentes como Pa 30, es probable que surjan más descubrimientos que nos permitan comprender mejor los procesos que rigen la vida y la muerte de las estrellas en nuestra galaxia.