La ciencia investiga el amor eterno: ¿es una realidad o solo una ilusión?
La ciencia sugiere que el amor eterno puede ser una realidad, aunque evoluciona con el tiempo.
CIUDAD DE MÉXICO.- El amor ha sido una de las emociones más profundas y complejas que puede experimentar el ser humano. Con el paso del tiempo, se ha idealizado la idea de un amor eterno, como el que se ve en películas y libros, pero la ciencia también se ha interesado por comprender si este sentimiento puede perdurar para siempre. ¿Es posible que un amor verdadero resista las pruebas del tiempo, o es solo una fantasía romántica?
El amor: un proceso químico en el cerebro
Al principio de una relación, las emociones son intensas. Es común sentir lo que muchas personas describen como las “mariposas en el estómago”, una sensación única y emocionante. Durante esta etapa, es fácil pensar que ese amor será eterno. Sin embargo, los estudios sugieren que no todo lo que sentimos al enamorarnos es lo mismo a lo largo del tiempo. De hecho, se distingue entre amar y querer, lo que plantea dudas sobre si el amor puede mantenerse inmutable con los años.
Desde una perspectiva científica, el amor está ligado a procesos químicos en el cerebro. Investigaciones realizadas por neuroquímicos de la Universidad de Stony Brook, en Nueva York, indican que las respuestas cerebrales son fundamentales para entender si el amor eterno es posible. Los resultados de estos estudios pueden ofrecer una visión interesante sobre este tema tan debatido.
Investigaciones científicas sobre el amor eterno
El equipo de investigación de la Universidad de Stony Brook se centró en medir las respuestas cerebrales de personas que recién comenzaban una relación romántica. Al mostrarles la foto de su pareja, se activaba el área ventral tegmental, una parte del cerebro que se encarga de procesar la dopamina, el neurotransmisor responsable de generar sensaciones de placer y motivación. Este hallazgo es clave para entender cómo el cerebro responde al amor en sus primeras etapas.
Lo que resultó especialmente relevante fue que cuando los mismos participantes veían la foto de una persona similar a su pareja, no se registraba ninguna respuesta cerebral significativa. Este resultado sugiere que la conexión entre las parejas es única y específica, reforzando la idea de que el amor puede tener una base biológica que va más allá de una simple atracción.
El amor a largo plazo también se mantiene vivo en el cerebro
Los científicos no se detuvieron en los primeros enamorados, sino que continuaron su investigación con parejas que llevaban más de 20 años casadas. Este grupo incluyó tanto hombres como mujeres que afirmaban seguir sintiendo amor romántico por sus cónyuges. Al medir las respuestas cerebrales de estas personas, los investigadores encontraron que, al igual que en el caso de los recién enamorados, la misma área del cerebro se activaba al ver una foto de su pareja.
Sin embargo, los resultados fueron matizados: aunque la intensidad del amor registrado fue alta, no alcanzó los niveles de la fase inicial de la relación. Aun así, la activación de las áreas relacionadas con el placer y el amor seguía presente, lo que demuestra que el amor puede mantenerse vivo en el tiempo, aunque evoluciona y se transforma.
Diferencias entre el amor joven y el amor maduro
A pesar de la similitud en las áreas cerebrales activadas, los científicos también observaron diferencias notables entre las parejas de larga duración y los recién enamorados. Mientras que en los primeros meses de una relación se activan áreas asociadas con la obsesión y la tensión nerviosa, en los matrimonios a largo plazo se involucran zonas relacionadas con la amistad y el cuidado, como la maternidad, lo que refleja una evolución del amor.
Este hallazgo sugiere que, con el tiempo, el amor cambia. La conexión que se siente al principio de una relación es diferente a la que se experimenta años después, pero eso no significa que el amor se haya extinguido. De hecho, puede volverse más profundo y significativo, una relación más equilibrada y emocionalmente madura.
El secreto para que el amor dure: elementos clave
Aunque la ciencia ha demostrado que el amor eterno puede ser una posibilidad real, este cambia a lo largo de los años. Para que una relación perdure y se mantenga fuerte, es fundamental que existan ciertos elementos, como la afinidad entre ambos, la admiración mutua y las constantes manifestaciones de afecto. Según expertos del portal La Mente es Maravillosa, la clave está en alimentar la conexión emocional con el paso del tiempo.
En resumen, el amor eterno no es una simple ilusión, sino un fenómeno que puede ser sostenido por la química cerebral y los esfuerzos conscientes de la pareja. Aunque su naturaleza evoluciona, la ciencia muestra que es posible que el amor perdure y se transforme, ofreciendo una nueva perspectiva sobre esta profunda emoción humana.
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