¿Cómo eran las infancias en la prehistoria?

CIUDAD DE MÉXICO.- Lejos de ser una etapa de mera dependencia, la infancia en la prehistoria estuvo marcada por la exploración, el juego y la participación activa en las comunidades. Las evidencias arqueológicas revelan cómo los niños dejaron su rastro en el tiempo, desde huellas de pies en senderos de barro hasta surcos hechos con dedos en las paredes de cuevas. En La Garma, Cantabria, se han identificado catorce huellas infantiles de hace 16,500 años, posiblemente vestigios de un juego.

En el estuario del río Severn, en Gran Bretaña, huellas del Mesolítico muestran que pequeños de tan solo cuatro años jugaban y transitaban por caminos hacia áreas de pesca. Las icónicas impresiones de manos en la Cueva de Monte Castillo, también en Cantabria, o los surcos en las paredes de Rouffignac, Francia, realizados por niños que probablemente fueron alzados por adultos, refuerzan la idea de una infancia activa y creativa.

Estas evidencias no solo revelan actividades recreativas, sino también un entorno donde los niños eran parte integral de las dinámicas sociales. Las investigaciones arqueológicas permiten vislumbrar su interacción con el mundo natural y su capacidad para moldearlo de maneras sorprendentes.

Representaciones y juguetes de la prehistoria

Las representaciones artísticas también dan cuenta de la importancia de los niños en las sociedades prehistóricas. Figuras simplificadas con cabezas desproporcionadas, como las de la plaqueta de La Marche en Francia, sugieren escenas de danza que incluían a los más pequeños. En el Neolítico, pinturas y grabados muestran niños en actividades cotidianas como el transporte o la marcha junto a adultos, destacando su vitalidad y papel en la comunidad.

Además, los juguetes hallados en distintos yacimientos subrayan su ingenio y creatividad. Figuras talladas de animales, discos decorados que simulaban movimiento y posibles muñecas de madera o trapo son algunos de los objetos asociados a la infancia. Estos no solo servían como entretenimiento, sino también como herramientas pedagógicas, preparando a los pequeños para su vida futura.

En la cueva de Isturitz, Francia, se encontraron piezas que podrían haber sido juguetes, como un león de las cavernas tallado en asta de reno. Estos objetos no solo conectan a los niños con el entorno natural, sino que también reflejan su rol en la transmisión cultural.

Ritos y despedidas: el otro legado infantil

La muerte temprana no pasaba desapercibida en la prehistoria, y los enterramientos infantiles revelan tanto dolor como respeto. Desde los restos de un niño de cinco años en la Sima de los Huesos, Atapuerca, acompañado por un bifaz ceremonial, hasta el ajuar elaborado de un niño en la Grotta de Arene Candide, Italia, los hallazgos muestran una gran dedicación en el cuidado final.

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Estos rituales no solo reflejan la posición de los niños dentro de sus comunidades, sino también la transmisión de valores y creencias sobre la vida y la muerte. En algunos casos, los ajuares indican un linaje importante o roles sociales específicos. Estudios genéticos actuales permiten comprender más sobre sus relaciones familiares y las causas de sus muertes, añadiendo otra dimensión a estas historias.