Descubre cómo bailaban los antiguos egipcios: ¿Sabías que el baile era clave en la vida y la muerte?
En sus inicios, el baile estaba profundamente ligado a la religión.
En el antiguo Egipto, el baile no era solo una expresión artística, sino una parte integral de la vida cotidiana y espiritual. Desde los rituales funerarios hasta las celebraciones de la vida, esta práctica evolucionó durante más de dos milenios, dejando un legado inscrito en las paredes de tumbas y templos.
Un arte ritual con raíces divinas
En sus inicios, el baile estaba profundamente ligado a la religión. Los sacerdotes y bailarines rituales lo usaban para honrar a los dioses durante festivales y procesiones sagradas. Tras la unificación de Egipto alrededor del 3100 a.C., durante el Reino Antiguo (ca. 2575-2150 a.C.), el baile adquirió una estructura más organizada. Las danzas rituales se realizaban en ceremonias solemnes, como los funerales, donde grupos conocidos como khener ofrecían su talento para facilitar el renacimiento del fallecido en el más allá.
Instrumentos como el sistro, asociado con la diosa Hathor, acompañaban estas ceremonias. Este instrumento, similar a un sonajero, producía un sonido que se creía deleitaba a las divinidades y ayudaba a guiar al espíritu del difunto hacia la eternidad.
Del templo a la celebración pública
Con el paso del tiempo, las danzas rituales salieron de los templos y comenzaron a formar parte de eventos públicos. Durante el Reino Medio (ca. 1975-1640 a.C.), las procesiones religiosas se transformaron en actos abiertos donde el pueblo podía unirse al baile. Este cambio marcó una transición de un acto solemne a uno más alegre y comunitario.
La literatura egipcia de la época también refleja esta evolución. En La historia de Sinuhé, un hombre que regresa a su tierra tras años de exilio celebra con un baile espontáneo, describiendo cómo su aldea se llenó de júbilo con música y danza.
Evolución y riqueza cultural
En el Reino Nuevo (ca. 1539-1075 a.C.), cuando Egipto alcanzó su apogeo, el baile se diversificó aún más. Las coreografías se volvieron más acrobáticas y complejas, con movimientos que incluían giros, saltos y posiciones que requerían gran destreza física. Los trajes también cambiaron, pasando de túnicas a bandas y joyería elaborada, como tobilleras y delineados de ojos pronunciados con kohl.
Influencias extranjeras, como los pasos de bailarines nubios, enriquecieron el repertorio egipcio, mostrando cómo esta práctica absorbía elementos de otras culturas.
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Baile y simbolismo eterno
Algunas danzas, como la del espejo y la danza de las estrellas, combinaban movimientos con elementos simbólicos. Los espejos representaban el sol y la renovación, mientras que la danza de las estrellas evocaba el ciclo de vida, muerte y renacimiento.
Incluso hoy, los movimientos de los bailarines egipcios antiguos han dejado huella en tradiciones mediterráneas como el flamenco y en las piruetas del ballet clásico. Este legado nos recuerda cómo el arte egipcio, nacido para celebrar la vida y la muerte, ha trascendido el tiempo, alcanzando su propia forma de inmortalidad.
El baile en el antiguo Egipto no solo era un espectáculo visual, sino una conexión con lo divino, un reflejo de su cosmovisión y una prueba de cómo el arte puede perdurar a través de los siglos.
Con información de Natgeo.