Técnicas japonesas para superar la pereza y aumentar la productividad
Las técnicas japonesas como ikigai, kaizen, pomodoro, hara hachi bu, wabi sabi y shoshin ofrecen enfoques prácticos para combatir la pereza y mejorar la productividad.
CIUDAD DE MÉXICO.- El concepto de ikigai es una filosofía japonesa que invita a descubrir aquello que da sentido a cada día. En Occidente, se relaciona con un diagrama de Venn que combina lo que amamos, para lo que somos buenos, lo que el mundo necesita y por lo que podemos ser remunerados. Aunque no tiene una traducción literal, Ken Mogi, autor de Awakening Your Ikigai, lo describe como “una razón para levantarse por la mañana”.
Este enfoque permite identificar actividades o pasiones que generan felicidad y plenitud. Según la psicóloga japonesa Michiko Kumano, el ikigai surge de la devoción a aquello que disfrutamos, brindando bienestar integral. Puede ser tan simple como cuidar plantas, aprender algo nuevo o dedicar tiempo a un hobby, siempre y cuando motive nuestras acciones diarias.
Adoptar esta mentalidad no requiere grandes transformaciones. Al centrarnos en pequeños placeres cotidianos, podemos combatir la inercia y mantener una vida más enfocada en lo que realmente importa.
Kaizen y Pomodoro: Pequeños pasos hacia grandes cambios
Otra técnica clave es el kaizen, que significa “mejora continua”. Esta filosofía sugiere implementar pequeños cambios diarios para alcanzar metas mayores. Popularizada en el ámbito empresarial, especialmente en Toyota, también es aplicable en la vida personal. La clave está en dividir objetivos complejos en tareas simples y enfocarse en logros diarios, reduciendo la frustración por buscar resultados inmediatos.
Por su parte, la técnica pomodoro propone trabajar en bloques de tiempo, generalmente de 25 minutos, seguidos de breves descansos. Este método ayuda a combatir distracciones y mejora la productividad. Diseñada por Francesco Cirillo en los años 80, es ampliamente usada en Japón para mantener la concentración en tareas exigentes.
Ambas herramientas comparten un principio fundamental: avanzar paso a paso. Con pequeños esfuerzos diarios y descansos estratégicos, es posible mantener la motivación y alcanzar metas a largo plazo sin agotarse.
Hara Hachi Bu y Wabi Sabi: Moderación y aceptación
El hara hachi bu, una práctica originaria de Okinawa, aconseja comer solo hasta sentirnos al 80 % de nuestra capacidad. Más allá de un hábito alimenticio, tiene implicaciones en la productividad: evita la somnolencia tras comidas copiosas, promoviendo energía y claridad mental.
Por otro lado, el wabi sabi celebra la belleza de lo imperfecto y transitorio. En lugar de obsesionarnos con la perfección, esta filosofía zen invita a aceptar las imperfecciones y abrazar el cambio. Aplicado a la productividad, nos recuerda que buscar lo impecable puede frenar el progreso y generar estrés innecesario.
Ambas enseñanzas subrayan la importancia del equilibrio. Desde la moderación en los hábitos hasta la aceptación de nuestras limitaciones, permiten abordar los desafíos de manera más relajada y efectiva.
Shoshin: La mente abierta del principiante
El concepto de shoshin, o “mente de principiante”, se centra en mantener una actitud abierta y curiosa ante cualquier actividad, sin importar nuestra experiencia previa. Inspirado por el budismo zen, fomenta la humildad y el aprendizaje continuo.
Esta perspectiva no solo ayuda a explorar nuevas ideas, sino que también estimula la innovación y la perseverancia. Estudios han demostrado que quienes adoptan esta postura son más propensos a superar retos con creatividad, sin temor al fracaso.
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En resumen, las técnicas japonesas ofrecen un enfoque integral para enfrentar la pereza y aumentar la productividad. Desde encontrar propósito en lo cotidiano hasta aceptar las imperfecciones, estas filosofías nos inspiran a vivir de manera más plena y consciente.
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