La naturaleza muerta de Felix Nussbaum
Felix Nussbaum, un judío alemán nacido en 1904, tenía una carrera en ascenso como pintor surrealista.
Stillleben mit Küchenwaagen und Zitronen (Naturaleza muerta con balanzas de cocina y limones), una de las últimas pinturas de Felix Nussbaum. Este óleo, creado durante su periodo de clandestinidad antes de ser arrestado, no es solo una representación de objetos cotidianos; es el reflejo de un hombre que luchó contra el olvido a través del arte.
Un artista prometedor truncado por el horror nazi
Felix Nussbaum, un judío alemán nacido en 1904, tenía una carrera en ascenso como pintor surrealista influido por la pintura metafísica y artistas como Henri Rousseau. Sin embargo, el ascenso del nazismo marcó el inicio de una persecución implacable. En 1933, le fue retirada una prestigiosa beca en Roma otorgada por la Academia de las Artes de Berlín. El régimen nazi lo despojó no solo de su sustento, sino también de su lugar en el panorama artístico, al considerarlo incompatible con los ideales arios. Obligado a huir, se refugió en Bélgica, donde comenzó una década marcada por el miedo, el aislamiento y la productividad creativa.
El arte en tiempos de clandestinidad
Cuando las tropas nazis invadieron Bélgica en 1940, Nussbaum fue arrestado y trasladado al campo de Saint-Cyprien en Francia, donde documentó las terribles condiciones en sus lienzos. Logró escapar durante un traslado y pasó los siguientes cuatro años escondido, en los que pintó obras como esta naturaleza muerta.
En Stillleben mit Küchenwaagen und Zitronen, Nussbaum plasma objetos comunes con un estudio detallado de volúmenes y sombras, pero también con una carga emocional palpable. Cada trazo parece contener la urgencia de un hombre consciente de que el tiempo se agotaba. Incluso en la aparente calma de este bodegón, el miedo y la fragilidad humana parecen susurrar desde el lienzo.
Un legado interrumpido
En 1944, Nussbaum y su esposa fueron descubiertos y deportados a Auschwitz, donde fueron asesinados poco después de su llegada. Tenía 39 años. Sus obras, sin embargo, sobrevivieron, convirtiéndose en un testimonio del talento de un hombre que se negó a rendirse a pesar de las circunstancias más adversas.
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Hoy, el Felix-Nussbaum-Haus en Osnabrück, Alemania, resguarda esta pintura y muchas otras. Es un espacio que no solo honra la memoria de un artista sino que invita a reflexionar sobre los horrores del pasado y la capacidad del arte para resistir y trascender.
Con información de HA!
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