¿De dónde venimos? El origen de la vida en la Tierra y sus grandes incógnitas
Esta idea, sumada a la teoría de la evolución de Darwin, sentó las bases para explorar el surgimiento de la vida.
CIUDAD DE MÉXICO.- Observar un cielo lleno de estrellas ha inspirado desde siempre profundas reflexiones sobre el origen de la vida. Preguntas como “¿estamos solos en el universo?”, “¿de dónde venimos?” y “¿quiénes somos?” han acompañado a la humanidad desde tiempos inmemoriales. Estas cuestiones no solo tocan la filosofía, sino también la ciencia, que ha tratado de desentrañar los secretos de la vida desde la antigua Grecia hasta la actualidad.
Los primeros intentos de explicación vinieron de los filósofos presocráticos, quienes propusieron la teoría de la “generación espontánea”, la cual sostenía que la vida surgía de la materia inerte. Sin embargo, no fue hasta el siglo XIX, con los experimentos de Louis Pasteur, que esta idea fue refutada. Pasteur demostró que todo ser vivo proviene de otro ser vivo, abriendo la puerta a una nueva interrogante: ¿cómo surgió el primero?
La hipótesis de Darwin y el origen de la vida
Charles Darwin, en 1859, revolucionó la comprensión del origen de la vida con su teoría de la evolución por selección natural. En su obra “El origen de las especies”, sugirió que todas las formas de vida podrían derivar de una única forma inicial. Tres años después, en una carta al botánico Joseph D. Hooker, propuso que la vida podría haber comenzado en “una pequeña charca de agua templada”, rica en sales minerales, donde las reacciones químicas habrían dado lugar a las primeras moléculas orgánicas.
Este planteamiento dio origen a dos enfoques para estudiar el surgimiento de la vida: uno que parte de la química de la Tierra primitiva (de abajo hacia arriba) y otro que observa los organismos actuales para inferir su pasado (de arriba hacia abajo). La primera estrategia se vio reforzada por el descubrimiento de cristales de zircón con restos de carbono en rocas de 4,100 millones de años, lo que sugiere que la vida podría haberse originado antes de lo que se pensaba.
Los experimentos de laboratorio y la química prebiótica
En la década de 1950, Stanley Miller y Harold C. Urey reprodujeron en laboratorio las condiciones de la atmósfera primitiva de la Tierra. En un matraz cerrado, combinaron metano, amoniaco, hidrógeno y vapor de agua, sometidos a descargas eléctricas. El experimento produjo aminoácidos, componentes esenciales de las proteínas, lo que demostró que la química terrestre podría generar los “ladrillos” de la vida.
El bioquímico español Joan Oró amplió esta investigación al demostrar que el cianuro de hidrógeno podía formar adenina, una de las bases del ADN y el ARN. Estos avances cimentaron el campo de la química prebiótica experimental, que busca entender cómo las moléculas simples pudieron transformarse en sistemas complejos capaces de autorreplicarse y evolucionar.
El último ancestro común universal (LUCA)
La búsqueda de un “primer ser vivo” llevó a la identificación de LUCA (Last Universal Common Ancestor), el último ancestro común universal de todos los organismos. Estudios de los años 70, liderados por Carl Woese, revelaron que todos los seres vivos compartimos ciertos genes, lo que apuntó a un antecesor común. Se cree que LUCA vivió hace entre 3,850 y 3,500 millones de años.
Este organismo primitivo era unicelular y carecía de núcleo, parecido a las bacterias actuales. Su genoma era capaz de generar proteínas a partir de ADN y ARN, un proceso conocido como “dogma central de la biología molecular”. De LUCA surgieron los tres grandes dominios de la vida: bacterias, arqueas y eucariotas, estos últimos incluyen a plantas, hongos, animales y protistas.
¿Origen terrestre o cósmico? La hipótesis de la panspermia
Otra teoría fascinante es la panspermia, que sugiere que los “ladrillos” de la vida, o incluso formas de vida primitiva, pudieron llegar a la Tierra a bordo de meteoritos o cometas. Los meteoritos transportan aminoácidos y otros compuestos orgánicos, por lo que no se descarta que las moléculas clave de la vida tengan un origen extraterrestre.
Recientemente, el químico británico John D. Sutherland propuso que los monómeros esenciales para la vida podrían haberse formado en un entorno geológico que combinara moléculas terrestres y compuestos aportados por meteoritos. Esta teoría, aún en debate, sugiere que la Tierra no estuvo sola en la creación de la vida, sino que contó con la “ayuda” del espacio exterior.
Un misterio sin resolver, pero con avances prometedores
A pesar de los esfuerzos científicos, aún no se sabe con certeza cómo, cuándo ni dónde se originó la vida. Los descubrimientos de fósiles microscópicos, los estudios de genomas y los experimentos de química prebiótica han aportado pistas valiosas, pero la pregunta sigue abierta. Lo que sí se sabe es que la vida, como proceso, es el resultado de la interacción entre la química, la biología y el tiempo.
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El camino hacia la comprensión total del origen de la vida no solo nos ayuda a entender nuestro pasado, sino que también nos permite imaginar posibles futuros. ¿Podrían surgir formas de vida en otros planetas con condiciones similares a las de la Tierra primitiva? ¿O acaso la vida en la Tierra fue producto de un evento único e irrepetible? Las respuestas aún no están escritas, pero cada nuevo hallazgo acerca a la humanidad a resolver una de sus mayores incógnitas.
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