Mujer vive fuera de la red: hacer las compras implica un viaje que toma 2 días
Hilary Messer-Barrow, una canadiense de 30 años, vive en la remota comunidad de Beaver Creek, en el Yukón, donde realiza largos viajes de compras cada seis u ocho meses.
CIUDAD DE MÉXICO.- Hilary Messer-Barrow, una canadiense de 30 años, lleva una vida fuera de lo común en una remota comunidad del Yukón, llamada Beaver Creek, con solo 90 residentes. A cinco años de mudarse desde Vancouver, donde vivió por 29 años, Hilary y su esposo disfrutan de su vida aislada junto a su perro Chilli. Sin embargo, las ventajas de este estilo de vida implican sacrificios considerables, especialmente cuando se trata de las compras de despensa. Para abastecerse de alimentos y suministros, Hilary realiza viajes largos que requieren un esfuerzo y gasto considerables.
Viajes que marcan la diferencia
Cada seis u ocho meses, Hilary y su esposo deben conducir más de 480 kilómetros en dos días para llegar a Whitehorse, la ciudad más cercana, para comprar víveres y cumplir con citas médicas. El viaje les cuesta alrededor de 1,250 dólares canadienses por cada trayecto, incluyendo alimentos, gasolina y, en ocasiones, alojamiento si deciden pasar la noche en el camino. Estos largos viajes no son sencillos y requieren planificación: la pareja elabora listas detalladas con la ayuda de hojas de cálculo para asegurarse de no olvidar ningún artículo esencial, como el papel higiénico.
La travesía en invierno y verano
En invierno, el viaje se complica debido a la escasa luz solar, por lo que el matrimonio prefiere hacer una parada nocturna en el camino. En verano, pueden completar el trayecto en un solo día, pero siempre se aseguran de contar con un kit de emergencia en el vehículo en caso de que algo salga mal. “Es más trabajo hacer el viaje sola, pero lo he hecho muchas veces y me siento muy cómoda haciéndolo”, comenta Hilary, quien también realiza estos viajes en solitario dependiendo de los horarios laborales de su esposo.
Vivir de la tierra: una necesidad y una elección
Debido a lo costoso y engorroso de sus viajes de compras, Hilary y su esposo complementan su dieta con lo que pueden cosechar y cazar en la zona. “Tenemos un jardín del cual dependemos mucho en los meses cálidos, además de recolectar bayas y cazar carne salvaje y pescado”, explica Hilary. Esta forma de vida les permite reducir significativamente sus costos de supermercado, especialmente durante el verano, cuando la naturaleza les ofrece más recursos.
El encanto del viaje y la comunidad
Aunque los viajes largos a la ciudad pueden parecer una carga, Hilary disfruta de la experiencia. “La gente viaja de todo el mundo por carretera a través del Yukón, y es el viaje que hacemos para conseguir nuestras compras”, dice, destacando la belleza del paisaje en el camino. A pesar de los desafíos, la pareja no siente la necesidad de conducir más allá de estas ocasiones, ya que pueden moverse por su comunidad utilizando esquís de fondo, bicicleta o simplemente caminando.
La satisfacción de una vida diferente
Para Hilary y su esposo, la vida en Beaver Creek es un privilegio que no cambiarían por nada. Aunque muchos pueden considerar su estilo de vida como austero o desafiante, ellos disfrutan plenamente de las ventajas de vivir en un entorno tan único. “Las personas que viven aquí aman su lugar y están orgullosas de su comunidad”, concluye Hilary, quien añade que, aunque no es un estilo de vida para todos, ellos lo adoran.
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