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¿Realmente las mujeres son más sensibles al frío? Esto es lo que dice la ciencia

Los trabajadores, especialmente las mujeres, han sido catalogadas como víctimas del “invierno de las mujeres”.

¿Realmente las mujeres son más sensibles al frío? Esto es lo que dice la ciencia

¿Alguna vez te has preguntado por qué siempre tienes frío, incluso cuando otras personas parecen estar bien? O tal vez eres de los que se siente incómodamente caluroso cuando suben las temperaturas. Esta discrepancia en cómo experimentamos la temperatura no se trata solo de una preferencia personal: hay ciencia detrás de ello. Y aunque el debate sobre si las mujeres son más sensibles al frío pueda parecer algo trivial, tiene implicaciones importantes para nuestra salud y productividad.

El debate sobre el género y la sensibilidad al frío

Los trabajadores, especialmente las mujeres, han sido catalogadas como víctimas del “invierno de las mujeres” debido a los lugares de trabajo con aire acondicionado excesivo. Este fenómeno ha dado lugar a una serie de videos divertidos en TikTok, pero para algunas personas, no es solo una broma. “Si las personas no están cómodas, no van a rendir tan bien como podrían”, dice Thomas Chang, economista de la Universidad del Sur de California.

La investigación de Chang, junto con otros estudios, sugiere que las mujeres tienden a sentirse más cómodas en temperaturas más cálidas que los hombres. Pero esto no se limita solo al ambiente de oficina, sino que es un patrón que se observa tanto en interiores como en exteriores. Ya sea en casa o en el trabajo, los estudios han demostrado que las mujeres son generalmente más sensibles al frío que los hombres. Un factor que contribuye a esto es la ropa; usar un vestido ligero en lugar de un traje completo naturalmente afecta la temperatura corporal. Sin embargo, una razón más importante es la tasa metabólica: en promedio, las mujeres queman menos calorías en reposo que los hombres, lo que genera menos calor interno.

La ciencia detrás de la sensibilidad al frío

Pero no es tan simple como “las mujeres siempre tienen frío”. Un estudio publicado en abril de 2024 en Proceedings of the National Academy of Sciences encontró que el tamaño y la composición corporal juegan un papel más importante que el género en determinar cuándo una persona comienza a sentir frío. Boris Kingma, científico especializado en el rendimiento térmico humano, señala que la masa corporal, los músculos y el porcentaje de grasa corporal, en lugar del género, son factores más relevantes a la hora de determinar el confort térmico.

Las personas con más masa muscular y cuerpos más grandes tienden a quemar más calorías en reposo, lo que genera más calor interno. Aunque la grasa proporciona aislamiento, también puede atrapar el calor, haciendo que las extremidades, como las manos y los pies, se enfríen más. Esto significa que, si bien existen diferencias de género, son sutiles. Kingma destaca que factores como la ropa y el nivel de actividad pueden tener un impacto mayor sobre las preferencias de temperatura que el género en sí.

Cómo afecta la temperatura a la salud y productividad

La capacidad del cuerpo para mantener una temperatura confortable es crucial para la productividad. El interés de Chang en este tema comenzó cuando trabajaba en una oficina excesivamente caliente, lo que afectaba su capacidad para concentrarse. Esto no es sorprendente, dice Kingma, ya que generar o disipar calor corporal en exceso requiere mucha energía. Cuando estamos demasiado calientes, los vasos sanguíneos en las extremidades se dilatan para liberar calor, y cuando hace mucho frío, el cuerpo contrae los vasos sanguíneos para conservar el calor. Estos procesos consumen energía, lo que afecta tanto el confort físico como la concentración mental.

Las temperaturas extremas pueden causar condiciones graves como la hipotermia o la congelación, pero incluso el frío menos extremo, como en el caso de la enfermedad de Raynaud, puede causar incomodidad. La enfermedad de Raynaud afecta los pequeños vasos sanguíneos de los dedos y los pies, provocando que se espasmen en respuesta al frío, y afecta desproporcionadamente a las mujeres.

La investigación de Chang y Agne Kajackaite en el WZB Berlin Social Science Center descubrió que las estudiantes femeninas desempeñaban mejor las tareas cognitivas en temperaturas más cálidas, mientras que los estudiantes masculinos lo hacían mejor cuando hacía más frío. Aunque la diferencia era pequeña, es lo suficientemente significativa como para afectar la productividad en el trabajo.

Buscando una solución

Muchos expertos coinciden en que una solución simple al problema del “invierno de las mujeres” podría ser ajustar el aire acondicionado a niveles más moderados. Stefano Schiavon, arquitecto e ingeniero ambiental de la Universidad de California en Berkeley, señala que la productividad no se ve gravemente afectada a menos que las temperaturas sean extremas. Por lo tanto, ajustar los climas interiores para adaptarse al confort personal es una solución práctica y que ahorra energía.

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La ciencia detrás de la sensibilidad a la temperatura es compleja, pero la lección es clara: asegurar que los lugares de trabajo y las casas estén diseñados con el confort térmico en mente puede mejorar tanto la salud como el rendimiento. Ya sea a través de pequeños ajustes en la temperatura de las oficinas o permitiendo que las personas personalicen su entorno, un pequeño cambio puede hacer una gran diferencia en nuestro bienestar.

Con información de Natgeo.

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