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Hilma af Klint: El Resurgir de una pionera del arte abstracto

Este conjunto de lienzos monumentales —una rareza en la época— representa las etapas de la vida: Niñez, Juventud, Edad Adulta y Vejez.

Hilma af Klint: El Resurgir de una pionera del arte abstracto

La Historia del Arte está comenzando a hacer justicia al legado de Hilma af Klint, una visionaria cuya obra permaneció en las sombras durante décadas. Esta espera, quizás necesaria para que el mundo estuviera preparado para recibir sus cuadros, está finalmente llegando a su fin. Hoy, el Museo Guggenheim de Bilbao rinde homenaje a esta artista con una exposición temporal excepcional, que promete ser mucho más que un simple acercamiento a su obra.

La exposición más visitada

El nombre de Hilma af Klint empezó a resonar con fuerza tras la exposición en el Guggenheim de Nueva York en 2019, que reunió a más de 600,000 visitantes, convirtiéndose en la más concurrida en la historia del museo. Ahora, Bilbao tiene el honor de albergar esta muestra que destaca por su profundidad y singularidad, centrada en una artista que desafió los cánones de su tiempo.

Los Diez Mayores

Entre las obras más destacadas de la exposición están “Los Diez Mayores” (1907), parte de su serie Pinturas para el templo. Este conjunto de lienzos monumentales —una rareza en la época— representa las etapas de la vida: Niñez, Juventud, Edad Adulta y Vejez. Los colores vibrantes y las formas dinámicas evolucionan a lo largo de las etapas: el azul domina la infancia, el anaranjado caracteriza la juventud, el morado se reserva para la adultez, y la vejez adopta tonos más sobrios y formas geométricas.

Arte guiado por el Espíritu

Af Klint no trabajaba sola. Según escribió en un cuaderno en 1931, recibió instrucciones para crear estas pinturas durante sesiones de espiritismo realizadas junto al grupo de Las Cinco. Estas experiencias no solo inspiraron su arte, sino que también cimentaron su filosofía: para ella, las visiones científica y espiritual no eran opuestas, sino complementarias, ambas orientadas a descubrir verdades superiores.

En estas sesiones, sus “guías espirituales” dictaron que debía crear “diez pinturas de belleza paradisíaca” que, además de emocionar, revelaran los misterios de la vida humana. Af Klint ejecutó los cuadros en apenas cuatro días cada uno, trabajando probablemente en el suelo de su estudio con la ayuda de sus compañeras, Cornelia Cederberg y Gusten Andersson.

Las obras de Hilma af Klint no solo eran arte; estaban destinadas a cubrir las paredes de un templo espiral imaginado por la artista. Este espacio debía ser un refugio para la armonía del alma y la reflexión espiritual. Su obra entera es un diálogo constante entre lo visible y lo invisible, lo material y lo espiritual, lo masculino y lo femenino.

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La exposición en el Guggenheim de Bilbao es una oportunidad imperdible para explorar el universo de una mujer cuya visión y talento estuvieron mucho tiempo ocultos, pero que finalmente brillan con la intensidad que siempre merecieron.

Con información de HA!

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