Los cerebros de los adultos mayores funcionan mejor cuando sus hogares están en este rango exacto de temperatura

CIUDAD DE MÉXICO.- Un reciente estudio publicado en The Journal of Gerontology ha revelado cómo la temperatura ambiental en los hogares influye significativamente en la capacidad de concentración de los adultos mayores. La investigación, llevada a cabo por el Instituto Hinda y Arthur Marcus para la Investigación del Envejecimiento, siguió durante un año a 47 personas mayores de 65 años que residían en viviendas comunitarias. Los resultados permitieron identificar un rango de temperatura específico en el que la atención de los participantes era óptima.

El equipo de investigadores monitoreó las temperaturas de los hogares y evaluó el enfoque mental de los participantes mediante encuestas diarias a través de smartphones. Estas encuestas incluían preguntas sobre el nivel de confort térmico, desde “muy frío” hasta “muy caliente”, y si experimentaban dificultades para concentrarse. Los resultados mostraron que el rango ideal de temperatura para la concentración cognitiva oscilaba entre los 20 y 24 grados Celsius (68-75°F).

Cuando las temperaturas se desviaban más de 7 grados por encima o por debajo de este rango, la probabilidad de que los participantes informaran problemas de concentración se duplicaba. Este hallazgo subraya la importancia de mantener condiciones climáticas estables dentro de los hogares para preservar la salud mental de las personas mayores.

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Sensibilidad al frío y posibles riesgos

Los investigadores también señalaron que los adultos mayores son más sensibles al frío que al calor, lo que genera un mayor deterioro cognitivo cuando se sienten fríos. Este fenómeno se explica en parte por la pérdida de grasa corporal con la edad, lo que reduce la capacidad del cuerpo para regular su temperatura interna. En consecuencia, garantizar el acceso a calefacción adecuada durante los meses fríos podría ser crucial para prevenir problemas cognitivos.

Además, estudios anteriores habían demostrado que la eficiencia del sueño en los adultos mayores mejora cuando las temperaturas nocturnas se mantienen entre los 20 y 25 grados Celsius (68-77°F). Esto refuerza la idea de que el entorno térmico juega un papel clave en el bienestar general de esta población.

Implicaciones para políticas públicas

A pesar de que los participantes del estudio vivían en condiciones relativamente favorables, las fluctuaciones de temperatura afectaron su función cognitiva, lo que sugiere que poblaciones más vulnerables podrían enfrentar riesgos mayores. Los investigadores expresaron preocupación por aquellos adultos mayores que viven con ingresos fijos y que podrían tener dificultades para mantener un entorno térmico adecuado, especialmente durante olas de calor o frío extremo.

El Dr. Amir Baniassadi, autor principal del estudio, destacó la necesidad de implementar intervenciones de salud pública y políticas de vivienda que prioricen la resiliencia climática para las personas mayores. Con el aumento de las temperaturas globales, garantizar el acceso a ambientes controlados será fundamental para proteger la salud cognitiva de esta población.

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Este estudio se suma a investigaciones previas que vinculan el entorno térmico con la salud general de los adultos mayores, incluyendo el riesgo de padecer problemas de visión en climas cálidos. Los hallazgos subrayan la importancia de considerar factores ambientales en el diseño de estrategias de atención y cuidado para una población en constante crecimiento.