¿Qué hace tan especial al matalí, la planta morada de Tabasco que quita la sed?

En el paisaje de Tabasco, reconocido por su diversidad gastronómica y cultural, emerge una joya natural que pocos fuera del estado conocen: el matalí. Esta planta de vibrantes tonos morados no solo produce placer visual, también es una fuente de propiedades beneficiosas que hidratan y revitalizan el cuerpo.

¿Qué es el matalí y qué lo hace especial?

El matalí (Hibiscus acetosella), originario de África, ha encontrado en el clima tropical de Tabasco un terreno fértil para prosperar. Sus hojas, que oscilan entre el rojo oscuro y el morado intenso, poseen un sabor ligeramente ácido y alcanzan un tamaño máximo de 5 centímetros. Además de su atractivo visual, produce pequeñas flores de color rosa o blanco que lo convierten en una opción popular como planta decorativa tanto en interiores como en exteriores.

Pero más allá de su apariencia, el matalí es un verdadero superalimento, rico en:

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• Antioxidantes, que combaten el daño celular.
• Vitaminas y minerales, esenciales para la salud.
• Propiedades diuréticas, que favorecen la eliminación de toxinas.

Una de sus características más valoradas es su capacidad para hidratar el cuerpo, convirtiéndolo en un aliado natural para combatir el calor extremo que caracteriza a Tabasco.

El agua de matalí: una tradición refrescante

La bebida más icónica elaborada con esta planta es el agua de matalí, una alternativa natural y deliciosa que es muy popular en hogares y restaurantes del estado. Su preparación es sencilla:

1. Lava cuidadosamente las hojas de matalí.
2. Hiérvelas en agua durante 10 a 15 minutos, hasta que el líquido adquiera un color morado intenso.
3. Cuela la mezcla.
4. Agrega jugo de limón y endulza al gusto con miel o azúcar.
5. Sirve fría con hielo para disfrutar de su frescura.

Además de ser una bebida refrescante, el matalí también se utiliza en forma de té, siendo un remedio casero para problemas digestivos y dolores menores gracias a sus propiedades antiinflamatorias y analgésicas.

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Esta planta, profundamente arraigada en la cultura tabasqueña, no solo es un símbolo de la biodiversidad del estado, sino también una opción saludable y sostenible que merece mayor reconocimiento.

Si alguna vez visitas Tabasco, no olvides probar el agua de matalí: una experiencia refrescante que conecta con las raíces de esta tierra llena de sabor y tradición.

Con información de Gourmet de México.