Esta es la única capital del mundo donde no viven personas: Conoce el fallido proyecto de Ngerulmud
Situada en la isla de Babeldaob, fue construida con un préstamo de Taiwán, pero nunca atrajo residentes permanentes, ya que la población prefiere vivir en la antigua capital, Koror.
CIUDAD DE MÉXICO.- En el archipiélago de las Carolinas, situado en Oceanía, se encuentra la República de Palaos, una nación que ha ganado notoriedad por tener una capital deshabitada: Ngerulmud. Esta pequeña ciudad, ubicada en la isla de Babeldaob, fue fundada en 2006 como un símbolo de resistencia y soberanía. Su creación estuvo marcada por la historia de una región que ha pasado por múltiples colonizaciones, pero que ha logrado mantenerse independiente en su identidad y cultura. A pesar de contar con modernas instalaciones gubernamentales, Ngerulmud carece de habitantes permanentes, lo que la convierte en un fenómeno único.
Los primeros contactos con los europeos
La historia de Palaos comenzó a tomar forma en 1522, cuando el capitán español Gonzalo Gómez de Espinosa, miembro de la expedición de Magallanes, documentó la existencia de estas islas. A su regreso a España, alertó sobre este territorio aparentemente desolado. Veintidós años después, el rey Felipe II incluyó el archipiélago dentro de la Capitanía General de Filipinas. Aunque los españoles intentaron establecerse en la región, su presencia fue mínima, siendo los misioneros los únicos que trataron de evangelizar a la población nativa sin mucho éxito.
Durante los siglos XIX y XX, Palaos pasó de ser una colonia española a estar bajo el dominio de Alemania, luego de un acuerdo con España. Sin embargo, la mirada de los Estados Unidos ya estaba puesta en el archipiélago. Tras la venta de las islas por parte de España a Alemania, la intervención de Japón durante la Primera Guerra Mundial llevó a la colonización del territorio por parte del Imperio Japonés, que impondría una fuerte presencia nipona y coreana, intentando borrar la memoria cultural local.
De colonia a independencia
Tras la Segunda Guerra Mundial, Japón tuvo que ceder el control del territorio a los Estados Unidos. En 1978, los habitantes de Palaos decidieron votar por la independencia, lo que llevó a la retirada de los estadounidenses en 1994. En ese momento, la capital del país era Koror, la ciudad con mayor población, situada en una de las islas del mismo nombre. Sin embargo, la creación de una nueva capital se contempló como parte de la Constitución de 1981, y se eligió la isla de Babeldaob, la más grande del archipiélago, como el nuevo centro de poder.
La construcción de la nueva capital comenzó oficialmente en el año 2000, gracias a un préstamo otorgado por Taiwán, que a cambio obtuvo el reconocimiento de Palaos como una república independiente. Los edificios públicos, como el Congreso Nacional de Palaos y el Tribunal de Justicia, fueron construidos bajo este acuerdo. Sin embargo, la Corte Suprema permaneció en Koror, lo que refleja una transición que no fue del todo inmediata.
Una ciudad sin vida
El 7 de octubre de 2006 se inauguró oficialmente Ngerulmud, pero la respuesta de los habitantes fue un tanto inesperada: la ciudad no fue habitada. A pesar de que se construyeron modernas instalaciones, la antigua capital de Koror seguía siendo el lugar preferido para vivir, dado su acceso costero y la cercanía a los servicios. Ngerulmud, a 35 kilómetros de Koror, es una ciudad únicamente dedicada al trabajo administrativo. No cuenta con parques, restaurantes, ni lugares de interés cultural, lo que le da una atmósfera casi desolada.
Este hecho ha generado controversias, especialmente en relación con los materiales de construcción de los edificios públicos, los cuales se consideran de baja calidad para resistir el clima cálido de la región, con temperaturas que superan los 27 °C durante todo el año. A pesar de ser la sede de los edificios gubernamentales, la ciudad no ha logrado atraer a residentes permanentes, y se ha mantenido vacía en su mayoría.
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Un lugar con una singularidad administrativa
Ngerulmud es el único lugar en Palaos que tiene su propio código postal, distinto al del resto del país. Según el censo nacional de 2020, la población en la ciudad era de 18 personas, mayoritariamente funcionarios y personal de mantenimiento, quienes rotan su tiempo entre sus viviendas oficiales. Esto demuestra la naturaleza temporal y utilitaria de la ciudad: un centro administrativo que carece de la vida cotidiana que caracteriza a otras capitales del mundo. Ngerulmud, en su solitaria existencia, es un testimonio de una nación que ha forjado su independencia a lo largo de los siglos, pero que aún enfrenta retos en la consolidación de su capital.