El misterio de las amistades duraderas: ¿Por qué algunas perduran y otras no?

CIUDAD DE MÉXICO.- Las amistades no solo nos acompañan en momentos felices, sino que también influyen en la manera en que percibimos el mundo. Un estudio de 2008 reveló que las personas que subían una colina con un amigo a su lado la veían menos empinada que quienes estaban solos. Este hallazgo sugiere que las relaciones cercanas pueden hacer que los desafíos parezcan menos difíciles. Además, se ha demostrado que la amistad mejora el rendimiento académico, ayuda a sobrellevar momentos difíciles e incluso tiene beneficios para la salud.

Desde la infancia y la adolescencia, las relaciones que cultivamos moldean nuestras creencias y valores. Sin embargo, hacer amigos y mantenerlos no siempre es sencillo. A muchas personas les cuesta iniciar conversaciones con desconocidos por miedo al rechazo. Investigaciones han demostrado que solemos subestimar cuánto le agradamos a los demás, lo que se conoce como la “falla de percepción de agrado”. Es decir, la mayoría de las veces, los demás nos encuentran más simpáticos de lo que creemos.

Un consejo útil para quienes buscan nuevas amistades es asumir que serán bien recibidos. Los psicólogos llaman a esto la “profecía de aceptación”, que sugiere que cuando una persona espera caer bien, inconscientemente se muestra más amigable y abierta. Este enfoque puede hacer que las interacciones sean más fluidas y fortalecer la confianza en las habilidades sociales con el tiempo. Incluso, estudios indican que hablar con un desconocido cada día durante una semana reduce el temor al rechazo y fomenta un entusiasmo por conocer gente nueva.

Los secretos para conservar una amistad

No todas las amistades se convierten en vínculos profundos, pero cuando lo hacen, generalmente comparten dos elementos clave: la compañía y la cercanía. La primera surge cuando dos personas tienen intereses, valores o actividades en común, mientras que la segunda se construye con el tiempo a través del apoyo mutuo y la confianza. A veces, basta con compartir un grupo de estudio o practicar el mismo deporte para establecer una conexión significativa.

Sin embargo, incluso las amistades más cercanas pueden enfrentar dificultades, especialmente en la adolescencia, cuando los jóvenes atraviesan cambios personales y situaciones nuevas. Enfrentarse a una competencia inesperada, como postularse a la misma universidad, o sentir que un amigo ha traicionado la confianza, puede generar conflictos. En momentos difíciles, como una ruptura amorosa o una pérdida personal, la falta de apoyo también puede debilitar la relación.

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Para evitar que los conflictos terminen en una ruptura definitiva, los expertos recomiendan abordar los desacuerdos con una conversación honesta y sin prejuicios. En lugar de acusar o reaccionar a la defensiva, es mejor expresar sentimientos de forma clara y abierta. Aun así, algunas amistades terminan de manera natural con el tiempo. La clave para mantener una relación duradera es la constancia, la confianza y la voluntad de adaptarse a los cambios. Al final, nunca es tarde para hacer un nuevo amigo o fortalecer los lazos con los que ya están.