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¿Hay una relación entre el consumo prolongado de somníferos y la demencia?

El uso de medicamentos para el insomnio sigue siendo un tema de debate debido a sus posibles efectos en la salud cerebral.

CIUDAD DE MÉXICO.- El uso de medicamentos para tratar el insomnio sigue siendo un tema de debate en el ámbito de la salud. Aunque estos fármacos representan una solución inmediata para quienes padecen trastornos del sueño, su posible relación con enfermedades neurodegenerativas, como la demencia, ha generado preocupación en la comunidad médica. Investigaciones recientes han analizado los efectos a largo plazo de estas sustancias sobre la salud cerebral.

Diversos estudios han señalado que los sedantes utilizados para inducir el sueño podrían estar asociados con el deterioro cognitivo, aunque no se ha demostrado una relación causal definitiva. Los hallazgos sugieren que tanto los medicamentos recetados como los de venta libre podrían afectar la función cerebral, lo que ha llevado a los expertos a investigar más a fondo estos posibles riesgos.

Sin embargo, los especialistas advierten que los trastornos del sueño también pueden influir en la salud cognitiva. La apnea del sueño y el insomnio, por ejemplo, han sido relacionados con el deterioro cognitivo, lo que dificulta determinar si los fármacos para dormir son los responsables directos de los efectos negativos en la memoria y el cerebro.

Investigaciones sobre el impacto cerebral

Un estudio realizado en los Países Bajos analizó los efectos de las benzodiacepinas en la salud cerebral. Liderado por el Dr. Frank Wolters del Centro Médico Erasmus, la investigación evaluó a más de 5,400 adultos a través de registros médicos y resonancias magnéticas cerebrales. Los resultados indicaron que, aunque no se encontró un vínculo directo con la demencia, el uso de estos fármacos se asocia con un encogimiento acelerado de regiones cerebrales clave, como el hipocampo y la amígdala.

Por otro lado, el Dr. Philip D. Sloane, profesor en la Universidad de Carolina del Norte, destacó que separar los efectos de los trastornos del sueño de los provocados por los sedantes es una tarea compleja. También se ha observado que estas alteraciones en el descanso pueden estar relacionadas con enfermedades como la diabetes tipo 2 y problemas cardiovasculares.

Ante estos hallazgos, los expertos sugieren que el uso prolongado de medicamentos para dormir debe ser evaluado con cautela. Aunque en algunos casos pueden ser necesarios, es importante analizar alternativas y evitar el consumo excesivo de estos fármacos sin supervisión médica.

Tipos de medicamentos y sus efectos

Entre los fármacos más utilizados para el insomnio se encuentran las benzodiacepinas, los “Z-drugs” y los medicamentos anticolinérgicos. Las benzodiacepinas, como el Xanax, el Valium y el Ativan, son recetadas para tratar la ansiedad y el insomnio. Su mecanismo de acción ralentiza la actividad del sistema nervioso central, generando sensación de relajación y somnolencia, pero podrían interferir con la función cognitiva a largo plazo.

Los “Z-drugs” incluyen fármacos como el zolpidem y el eszopiclona, utilizados para inducir el sueño con menor riesgo de dependencia. Sin embargo, también se han relacionado con efectos secundarios como alteraciones en la memoria y episodios de somnolencia prolongada.

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Por su parte, los medicamentos anticolinérgicos, como el Benadryl y el Unisom, afectan la acción de la acetilcolina, un neurotransmisor clave en funciones cognitivas como la memoria y el aprendizaje. Los expertos advierten que su uso frecuente podría impactar la función cerebral, especialmente en personas mayores. Ante estos posibles efectos adversos, los especialistas recomiendan buscar alternativas naturales y terapias complementarias antes de recurrir a estos fármacos de manera habitual.

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