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Cuatro razones para evitar los microplásticos en tu comida

Las partículas de microplástico pueden alojarse en órganos como el hígado y los pulmones.

Los plásticos han transformado nuestra vida cotidiana, pero su producción masiva ha traído consigo un problema ambiental de gran magnitud: la contaminación por microplásticos. Estas diminutas partículas, invisibles a simple vista, están infiltrándose en nuestros ecosistemas y, peor aún, en nuestra cadena alimentaria. Consumimos microplásticos sin darnos cuenta, con consecuencias potencialmente peligrosas para nuestra salud y el medio ambiente.

Los microplásticos son fragmentos de plástico de menos de 5 milímetros que provienen de la degradación de objetos plásticos más grandes, como botellas y bolsas. Al ser tan pequeños, se dispersan con facilidad y pueden llegar a los alimentos de tres maneras principales:

  • Vía marítima: Terminan en los océanos, donde son ingeridos por organismos marinos, incorporándose a la cadena alimentaria.
  • A través de la agricultura: Contaminan los suelos y pueden ser absorbidos por las plantas.
  • En el envasado de alimentos: Algunos productos se contaminan durante el proceso de empaquetado.

La presencia de microplásticos en los alimentos es preocupante y tiene diversas implicaciones. Aquí te explicamos cuatro razones por las que deberías evitar su consumo.

1. Contienen sustancias tóxicas

Los microplásticos contienen aditivos químicos que han sido asociados con problemas hormonales y otros efectos adversos en la salud. Lo paradójico es que, aunque intentemos consumir alimentos naturales y orgánicos, estos pueden verse contaminados si se almacenan en envases plásticos. Elegir opciones de compra más sostenibles y evitar el exceso de plástico en los alimentos es clave para reducir la exposición a estas sustancias.

2. Se acumulan en el organismo

Las partículas de microplástico pueden alojarse en órganos como el hígado y los pulmones e incluso ingresar al torrente sanguíneo. Esto puede generar inflamación y daño celular, aumentando el riesgo de enfermedades crónicas como trastornos cardiovasculares. Aunque los microplásticos no se perciban a simple vista, su consumo es casi inevitable cuando adquirimos productos empaquetados en plástico.

3. Afectan el medio ambiente

Más allá de la salud humana, los microplásticos también tienen un impacto ambiental significativo. La sobreproducción de plástico contribuye a la contaminación de los ecosistemas, ya que estos materiales pueden tardar siglos en degradarse por completo. Cada vez que compramos productos envueltos en plástico, contribuimos a este ciclo de contaminación.

4. Generan más basura de la necesaria

Evitar que los microplásticos lleguen a tu comida también ayuda a reducir el impacto ambiental. Muchos productos se empaquetan de forma innecesaria en plástico, generando una cantidad inmensa de residuos. Frutas y verduras, por ejemplo, pueden venderse sin necesidad de envoltorios plásticos, pero la demanda del mercado suele privilegiar la comodidad sobre la sostenibilidad. Elegir alternativas sin envases plásticos puede marcar una diferencia significativa.

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Tomar conciencia sobre su presencia en los alimentos y hacer pequeños cambios en nuestros hábitos de consumo puede ser un paso importante para reducir su impacto. Optar por alimentos sin envases plásticos, elegir opciones de almacenamiento más seguras y apoyar medidas que regulen el uso del plástico son algunas de las acciones que podemos tomar para minimizar nuestra exposición a estos invasores diminutos.

Con información de Gourmet de México

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