El menú que Donald Trump no cambia por nada
A pesar de su estilo de vida lujoso, el 47º presidente de EE. UU. prefiere las hamburguesas y el pollo frito.
Donald Trump ha retomado la presidencia de Estados Unidos y, aunque su figura política genera debate en todo el mundo, hay un aspecto de su vida que también ha despertado curiosidad: su pasión por la comida rápida. A pesar de su estilo de vida lujoso, el 47º presidente de EE. UU. prefiere las hamburguesas y el pollo frito de cadenas como McDonald’s, Burger King y KFC. Pero ¿es solo una cuestión de gusto o hay algo más detrás de esta elección?
Un gusto gastronómico que sorprende
Para un magnate con acceso a los restaurantes más exclusivos del mundo, resulta curioso que su menú favorito provenga de establecimientos de comida rápida. Sin embargo, según el propio Trump, esta preferencia no es solo una cuestión de sabor o sencillez, sino también de seguridad. En varias ocasiones, ha expresado que uno de los motivos por los que elige este tipo de comida es la confianza que le genera. Los alimentos llegan listos para ser servidos, lo que reduce el riesgo de que sean manipulados con intenciones maliciosas, una preocupación comprensible para una figura constantemente en el ojo público.
¿Cuál es la orden perfecta de Trump?
A lo largo de los años, se han revelado detalles sobre los platillos favoritos del presidente en su visita a estas cadenas. Su menú ideal incluye:
- Una hamburguesa doble
- Papas fritas
- Refresco de cola de dieta
Ya sea en un almuerzo rápido o incluso en cenas oficiales, Trump no duda en recurrir a la comida rápida como su elección de confianza.
La controversia de la comida rápida
Si bien la comida rápida es práctica y accesible, su consumo frecuente no es lo más recomendable desde el punto de vista nutricional. Este tipo de alimentos suelen contener altos niveles de grasas, azúcares y sodio, lo que puede contribuir a problemas de salud como obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares. Además, muchos de estos productos incluyen conservadores y otros aditivos que prolongan su durabilidad, pero que también pueden tener efectos adversos en el organismo.
En la actualidad, la oferta de comida rápida es tan amplia que es difícil resistirse. Sin embargo, los expertos en nutrición recomiendan moderar su consumo y, en caso de ser posible, optar por versiones caseras que permitan un mayor control sobre los ingredientes. Pero, al parecer, estas recomendaciones no son una prioridad para Trump, quien sigue siendo fiel a su amor por las hamburguesas y el pollo frito.
Un reflejo de su imagen pública
Más allá de lo gastronómico, la preferencia de Donald Trump por la comida rápida también ha sido vista como una estrategia de conexión con su base de seguidores. Al elegir alimentos populares y accesibles, proyecta una imagen de cercanía con la clase trabajadora estadounidense, a pesar de su estatus como millonario.
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Su amor por la comida rápida no solo responde a una cuestión de gusto personal, sino que también encierra un simbolismo político y una decisión calculada en términos de seguridad. Mientras tanto, su orden favorita sigue intacta y su relación con el fast food, al igual que su presidencia, sigue dando de qué hablar.
Con información de Gourmet de México.
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